Máximos exponentes del antimperialismo y héroes nacionales.
Sandino y Martí: baluartes de la dignidad

Sandino y Martí: baluartes de la dignidad

Edwin N. Montes (*)

Cuba y Nicaragua son dos pueblos hermanos que han forjado su camino e historia en dignidad nacional, unidos y solidarios en la construcción y defensa de su revolución frente a las agresiones del imperialismo yanqui. El mes de mayo representa la gloria y dignidad para ambos pueblos, porque sus dos máximos exponentes del antiimperialismo y héroes nacionales coinciden de fecha en cuanto a natalicio y paso a la inmortalidad.

Mientras el General Augusto C. Sandino nace un 18 de mayo de 1895; al día siguiente, el poeta y prócer José Martí cae en combate por la independencia de Cuba, un 19 de mayo de ese mismo año.

Pareciera que las fuerzas del destino y providencia misma en que ambos cernieron su fe y espiritualidad, reuniesen sus “energías en haz portentoso” en la continuidad de la lucha antiimperialista, en defensa del decoro, la liberación nacional y de Nuestra América, por la justicia social, la autodeterminación y soberanía nacional. Son sus pensamientos, ideales y acciones, inmortales ejemplos de abnegación, valentía, compromiso con los principios, conciencia de su alto papel histórico y patriotismo.

La dignidad nacional en la concepción de Sandino y Martí

Cuando buscamos el origen etimológico de la palabra dignidad lo encontramos en el latín “dignitas”, la que deriva a su vez de “dignus” que significa igual, del mismo respeto, honra, espíritu y valor. La tradición filosófica contribuyó en consolidar una concepción de la dignidad vinculada a la naturaleza o condición humana. Por su parte, la perspectiva axiológica de la dignidad la termina asociando con los derechos humanos.

Desde la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por las Naciones   Unidas   en   1948, la palabra  dignidad  se popularizó en el lenguaje cotidiano y se volvió objeto de tratamiento por parte de las ciencias sociales; sin embargo, en su tratamiento poco se ha reflexionado sobre su significado y trascendencia filosófico-ontológica -o como un criterio arqueológico- intrínseco a la naturaleza, cultura e identidad de los pueblos.

En este sentido, cuando se busca un referente objetivo y consagración práctica de la dignidad humana como valor, que reúna el espíritu de un pueblo o nación, serán Sandino y Martí sus máximos exponentes. Tanto José Martí como Sandino tienen en común definir el concepto de dignidad, por una parte, desde la visión de los oprimidos y la realización plena del ser humano en relación con sus semejantes; y, por otro lado, desde la defensa de la soberanía nacional, en contra de la esclavitud, del sometimiento, del entreguismo y acciones de vasallaje.

Para el poeta y héroe revolucionario cubano, la dignidad se compara con una esponja porque afirma que “se la oprime, pero conserva siempre su fuerza de tensión”. Agrega también que “una semilla que se siembre no es sólo la semilla de una planta, sino la semilla de la dignidad”, indicando con ello el efecto que genera en el desarrollo de una nación las buenas acciones de sus ciudadanos (la virtud, la bondad, honradez y justeza).

Una máxima en el pensamiento de Martí sobre la dignidad lo deja establecido en su frase: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. Esa dignificación del pueblo cubano ha sido posible obtenerla a través de la Revolución de 1959 y sus conquistas sociales, que reúne el espíritu de su Constitución y leyes.

La triple lucha de Sandino

Prócer de la Independencia de Cuba, poeta José Martí.
Prócer de la Independencia de Cuba, poeta José Martí.

Para el caso de Nicaragua, cada 4 de mayo los y las nicaragüenses conmemoran el Día de la Dignidad Nacional, en referencia al acto de rebeldía, osadía y rechazo del General de Hombres y Mujeres Libres, Augusto C. Sandino, al Pacto del Espino Negro que representaba la traición, el entreguismo, ultraje y sometimiento del pueblo a los intereses mezquinos del enemigo invasor del norte.

Para Sandino, la dignidad nacional asumió una  triple  lucha:  guerra de liberación nacional contra la intervención estadounidense; una guerra contra la oligarquía y partidos tradicionales traidores y vendepatrias (liberal-conservador); y una lucha por la reivindicación y justicia social del pueblo.

Esta concepción ontológica de Sandino sobre la dignidad nacional, queda claramente expresada en el Manifiesto de San Albino al reafirmar “soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, más que cualquier otra, la sangre india americana, que por atavismo encierra el misterio de ser patriota, leal y sincero; el vínculo de nacionalidad me da derecho a asumir la responsabilidad de mis actos en las cuestiones de Nicaragua y, por ende, de la América Central y de todo el continente de nuestra habla (…) mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos y el nervio de la raza”.

El artículo 1 de la Constitución Política de la República de Nicaragua -fruto de la revolución sandinista en 1979- retomará esta concepción y postura del General Sandino, señalando: “La independencia, la soberanía y la autodeterminación nacional, son derechos irrenunciables del pueblo y fundamentos de la nación nicaragüense. Toda injerencia extranjera en los asuntos internos de Nicaragua o cualquier intento de menoscabar esos derechos, atenta contra la vida del pueblo. Es deber de todos los nicaragüenses preservar y defender esos derechos. Por consiguiente, todos aquellos o aquellas que atenten contra esos sagrados derechos del pueblo nicaragüense, serán considerados traidores a la Patria”.

Desconocer el legado y pensamiento de Sandino y Martí, es ignorar cualidades excepcionales que encarnan estos héroes nacionales, y que definen el ser nicaragüense, cubano, indoamericano y latinoamericano: saber perseverar, la resiliencia, la defensa de nuestra soberanía, la autodeterminación, el amor a la patria; y, sobre todo, la capacidad de transformación social.

Hacia la redención de los oprimidos

Las privaciones materiales, emocionales y explotación que experimentaron Sandino y Martí en su infancia y su corta vida adulta, marcarían su pensamiento y postura en defensa de los obreros, indígenas, mujeres y campesinos.

Durante su destierro, a consecuencia de sus acciones e ideas revolucionarias, Martí recorrió varios países del centro, caribe y sur del continente americano, documentando y viviendo en carne propia la situación de esclavitud y marginalidad social que padecían los indígenas, campesinos y demás sectores desposeídos. Martí se opuso a toda forma de explotación, colonialismo y neocolonialismo en el mundo.

Entre el voraz accionar del colonialismo español y el monroísmo del naciente imperialismo yanqui, no existía una marcada  diferencia.  Conocer al “monstruo” desde las entrañas, haciendo referencia a su estancia en Estados Unidos, le permitiría avizorar lo que sería el comportamiento de la política exterior del país del norte en el siglo venidero hacia los países vecinos (intervenciones, guerras, saqueo, anexiones y desestabilizaciones), manifestando su rechazo y preocupación.

A Sandino le tocará presenciar y enfrentar directamente todos esos rasgos y males presagiados por Martí acerca del imperialismo yanqui en América Latina. En palabras de Sandino, “las garras de la monstruosa águila de pico encorvado se alimenta con la sangre de este pueblo”.

Estados Unidos había garantizado el control sobre todos los aspectos de la vida política, económica y financiera de Nicaragua, dictados y supervisados desde Washington y Wall Street, sacrificando y entregando a perpetuidad la soberanía nacional (ejemplo del tratado Chamorro- Bryan de 1914).

Las compañías o enclaves norteamericanas tenían en su poder los recursos   estratégicos   del   país, y explotaban a los campesinos con alrededor de 15 horas de trabajo diarias, pagándoles miserias o con bonos para ser canjeados por productos en las mismas empresas gringas que les explotaban; y para mayor comprensión del   sometimiento,  tenían   invadido el territorio nacional con buques, aeronaves militares, soldados y marines (para enero de 1927, las fuerzas de ocupación estaban conformadas por 16 barcos de guerra, 215 oficiales, 3,900 soldados y 865 marinos).

Este entreguismo se observa igualmente en 1927, cuando el conservador vendepatria Adolfo Díaz llegó a solicitar al Congreso nicaragüense que la ocupación norteamericana se extendiera “durante 100 años prorrogables”.

La propaganda del gobierno yanqui y los vendepatrias siempre intentaron desacreditar la lucha de sandino llamándole “bandolero”; sin embargo, la realidad era otra muy distinta, ya que la población cada vez fue ganando mayor respeto y confianza a Sandino y el Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional ( EDSN) . En una entrevista al periodista y escritor estadounidense Carleton Beals, Sandino responderá: “el enemigo olvida que el pueblo de Nicaragua nos mantiene”.

La pobreza, el analfabetismo, el desempleo, el hambre, las necesidades básicas insatisfechas, la explotación laboral y la desigualdad social hicieron que los indígenas, campesinos, mujeres y población general adquiriese conciencia social y se identificara con la lucha de Sandino. “Ante la patria y ante la historia, juro que mi espada defenderá el decoro nacional y dará la redención a los oprimidos”, sentenciará el General.

Conclusión

La Revolución cubana y sandinista son un vivo ejemplo en la continuidad del pensamiento, valores y acciones emprendidas por Martí y Sandino contra el colonialismo, el imperialismo yanqui, la explotación y sometimiento de los pueblos.

A pesar de la agresividad de las medidas coercitivas, procesos de desestabilización y bloqueo económico, Cuba y Nicaragua continúan resistiendo los embates del águila imperial del norte, y forjando su propio camino y porvenir en justicia social, por la dignificación de sus pueblos.

El gobierno norteamericano y sus adeptos vendepatria olvidan que, tras esas agresiones y medidas coercitivas, se encuentran pueblos de tradición revolucionaria, leales a sus principios, que sabe de luchas, resistencias, resiliencia y también de victorias.

(*) Docente en la Carrera de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, adscrita al Departamento de Ciencias Sociales y Política de la UNAN- Managua.

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