Sandino y los 95 años del Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar

Sandino y los 95 años del Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar

Fredy Franco (*)

El 20 de marzo de 1929, hace 95 años, Sandino dio a conocer el Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar, como propuesta de integración latinoamericana de nuestras naciones pensando en nuestros intereses soberanos y como mecanismo para enfrentar la política monroista yanqui.

Inspirado en el iniciador del proyecto de unidad latinoamericana, el Libertador Simón Bolívar, que desde un siglo atrás luchó y trabajó por dicho propósito, necesario ante el proceso de independencia de nuestras naciones y el peligro imperialista que sobrevenía en esa nueva realidad en el siglo XIX. Simón Bolívar, definido por Sandino como “egregio realizador de la independencia latinoamericana”, “prócer figura del máximo forjador de pueblos libres”.

Los sueños de ambos héroes de la independencia, la soberanía y la integración latinoamericana avanzan de manera importante con los mecanismos de unidad e integración que se expresan hoy con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), siempre enfrentándonos a las agresiones de todo tipo del imperio del norte, ya presentes desde aquel momento y advertidos en dicho plan de realización.

1-Indispensable alianza latinoamericana

Sandino remitió la propuesta del plan a los representantes de los veintiún Estados existentes y que reunidos en esa ocasión le planteaba velar por nuestros intereses y no por el panamericanismo imperialista yanqui que agredía y dominaba a nuestras naciones.

Las naciones incluidas en la propuesta de alianza eran: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Haití, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

Lo dice desde el inicio de la propuesta:

“Consideramos indispensable, más aún inaplazable, la alianza de nuestros Estados Latinoamericanos para mantener incólume esa independencia frente a las pretensiones del imperialismo de los Estados Unidos de Norte América, o frente al de cualquiera otra potencia a cuyos intereses se nos pretenda someter.”

2-Realidad de las agresiones y el sometimiento yanqui

Estados Unidos comenzó a imponerse con más fuerza en el Caribe y Centroamérica desde 1898, comenzando por Cuba, y luego extendiéndose en el primer tercio del siglo XX al resto del Caribe y Centroamérica con la política del Gran Garrote (elBig Stick) y la diplomacia del dólar.

En ese sentido había enviado antes carta a los presidentes centroamericanos el 4 de agosto de 1928, les dice: “Acaso a estos gobiernos se les habrá olvidado que de veintiuna repúblicas americanas han perdido ya seis su soberanía? Panamá, Puerto Rico, Cuba, Haití, Santo Domingo y Nicaragua, son las seis desgraciadas repúblicas que perdieron su independencia y que han pasado a ser colonia del imperialismo yanque. Los gobiernos de esos seis pueblos no defienden los intereses colectivos de sus connacionales, porque ellos llegaron al poder, no por la voluntad popular, sino por imposición del imperialismo”.

En el caso de Nicaragua derrocando al gobierno liberal-nacionalista de José Santos Zelaya, la imposición de gobiernos títeres, estableciendo una dominación neocolonial en el país, controlando la vida económica, política, cultural y militar.

El plan era una propuesta que surgía de un movimiento patriótico, antimperialista y latinoamericanista que representaba Sandino y que estaba dando la batalla heroica contra la agresión militar yanqui desde las Segovias, Nicaragua, batalla que debía ser apoyada por las naciones latinoamericanas contra el imperio del norte, porque hasta ese momento-decía Sandino- “en nuestra acción nos hallábamos solos, sin contar con la cooperación imprescindible, oficial o extraoficial, de ningún gobierno de nuestra América Latina o la de cualquier otro país.”

3-La defensa latinoamericana del Canal Interoceánico por Nicaragua

La región centroamericana es de gran importancia geopolítica sobre todo por la existencia del Canal de Panamá y la posibilidad de construir uno por Nicaragua, y también por el valor estratégico para la humanidad de hacerlo por Nicaragua.

En el caso de Nicaragua, aun cuando los Estados Unidos construyeron un canal por Panamá, le impusieron a Nicaragua el Tratado Canalero Chamorro-Bryan en 1916, no para construirlo sino para evitar que Nicaragua lo construyera; tratado lesivo que le daba derechos exclusivos por 99 años prorrogables a Estados Unidos de construir un canal interoceánico por Nicaragua e instalar bases militares, vulnerando completamente nuestra soberanía e integridad territorial.

Por eso, un aspecto central en el plan es que la unidad o alianza de las naciones latinoamericanas “era considerar los derechos sobre la ruta del canal interoceánico por territorio centroamericano y sobre el Golfo de Fonseca, en aguas también centroamericanas, así como aquellas otras zonas encerradas en la vasta extensión territorial que limitan el Río Bravo al norte y el Estrecho de Magallanes al sur”.

En el caso de Nicaragua “lugares que en un día no remoto llegarán a constituir tanto el imán como la llave del mundo y por consiguiente, de hallarse bajo la soberanía latinoamericana, serán un baluarte para la defensa de su independencia sin limitaciones y una válvula maravillosa para el desarrollo de su progreso material y espiritual rotundos.”

En ese sentido la propuesta señalaba que “la única capacitada para realizar las obras de apertura del canal y la construcción de una base naval en el Golfo de Fonseca, en territorio centroamericano, así como toda otra obra que implique una utilidad común para los veintiún estados latinoamericanos, es la nacionalidad latinoamericana en su provecho directo y sin comprometer en lo mínimo la soberanía plena de algún o algunos estados signatarios del pacto de alianza”.

4-Integralidad soberana, de defensa y desarrollo de la Alianza Latinoamericana

El Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar, declaraba esencialmente abolida la Doctrina Monroe, definida por Estados Unidos en 1823 “como América para los Estados Unidos”, es decir, la base de la política imperialista yanqui hacia el continente. Ello implicaba oponerse a cualquier tratado, pactos o convenios que lesionen la soberanía de los estados latinoamericanos.

Establecía el derecho de alianza que asiste a los veintiún Estados de América Latina continental e insular: “la necesidad intransferible de efectuar una alianza entre nuestros Estados Latinoamericanos”.

Establecía la nacionalidad y ciudadanía latinoamericana, que implicaba “la fusión de los veintiún Estados de nuestra América en una sola y única nacionalidad latinoamericana”. Proponía funcionar a través de conferencias periódicas de representantes exclusivos de los 21 Estados de la nacionalidad latinoamericana sin injerencias de ningún género.

Por otro lado, declaraba constituida la Corte de Justicia Latinoamericana, organismo que resolverá en última instancia sobre todos los problemas que afecten o puedan afectar a las naciones derivada de la influencia de la Doctrina Monroe. Igualmente ejerciendo funciones arbitrales para resolver los litigios existentes o que puedan existir en el futuro, y que dicha Corte tendrá como sede el territorio Centroamericano, por ser un punto estratégico para la defensa de la soberanía de la nacionalidad latinoamericana.

Además, propone mecanismos de integración económica al “realizar la unificación de las tarifas aduanales de los veintiún Estados, efectuando, además, sobre el arancel ya unificado, un descuento del 25% para las exportaciones e importaciones de los productos de los veintiún Estados en los mercados de la nacionalidad latinoamericana. Las expresiones de cultura, libros, revistas, cuadros y demás obras necesarias para el desarrollo de las ciencias y artes gozarán de la más absoluta franquicia en los veintiún Estados Latinoamericanos.”

Igualmente proponía la promoción del turismo con beneficios mutuos y mecanismos de unidad financiera a través de la asociación de los sectores financieros o la banca de las naciones latinoamericanas.

Por otro lado, propone la organización inmediata de un Ejército de Mar y Tierra, compuesto por cinco mil doscientos cincuenta ciudadanos (250 por nación), para el sostenimiento de su soberanía latinoamericana, que simboliza el propósito de defensa colectiva y de cooperar conjuntamente para dicho propósito.

Además de la defensa y cooperación militar, establece que hay que darle preponderancia a la defensa colectiva pacífica, diplomática y económica frente a las agresiones de todo tipo del imperialismo yanqui.

Con esta propuesta como decía Sandino se debía asegurar “nuestra libertad y nuestra soberanía interiores amenazadas por el más voraz de los imperialismos”, el imperialismo yanqui. Políticas imperialistas de las que somos víctimas y que enfrentamos hoy desde mejores posiciones con naciones que viven procesos revolucionarios, progresistas y soberanos, y que desde estos procesos se han construido espacios de alianza, unidad, cooperación e integración que nos permite defendernos y avanzar bajo los ideales de Bolívar, Sandino y otros próceres de la integración y la nacionalidad latinoamericana.

(*) Cientista Social e Historiador. Profesor Titular UNAN-Managua.

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