Ramón Bayardo Altamirano López, “Sebastián Soto, S.S”. El espía de la guerrilla de Raití -Bocay

Ramón Bayardo Altamirano López, “Sebastián Soto, S.S” El espía de la guerrilla de Raití -Bocay
    • Un chavalo Mayagna fue el primer espía
    • En Cuba defendió a la Revolución y persiguió a los “alzados”
    • Aprendió los secretos de la guerrilla de los oficiales de Sandino
    • Su padre elaboraba botas para los guerrilleros espichadas con corteza de copalchí
    • Enamorado de la vida y las mujeres se resiste a abandonar las aulas

David Gutiérrez López

S ebastián Soto no solamente fue un seudónimo que cubrió la verdadera identidad del guerrillero Bayardo Altamirano López, en la primera guerrilla del Frente Sandinista, entre 1962-1963 conocida como Raití-Bocay. Entre las dos S se ocultaba lo que sería el incipiente servicio secreto del FSLN, vital para conocer los movimientos del enemigo en las zonas y poblados por donde se movilizaban a pie o en pipante por los ríos Patuca y Coco, hace 60 años. Así se inició el servicio de espionaje, en la guerrilla sandinista.

El primer agente reclutado por Altamirano fue Santos Flores, un chavalo de 13 años de la etnia Mayagna a quien le pusieron el seudónimo de “Santitos”, en homenaje al coronel del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN), Santos López, quien desde niño formó parte del “Coro de Ángeles” y en 1963 era el jefe militar de ese movimiento armado contra la dictadura somocista, valorado como el eslabón vital entre los combatientes de Sandino y los nuevos guerrilleros.

Bayardo adquirió los secretos conspirativos y de sobrevivencia en la montaña directamente del coronel del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN), Lázaro Salinas, quien después del asesinato de Sandino mantuvo una guerrilla familiar en la zona de Murra, Nueva Segovia, junto a sus hijos, parientes y unos amigos de apellido Matey, pertrechados prácticamente con machetes porque no contaban con armas de fuego, solamente un riflito 22 de un solo tiro.

Con Salinas, “Sebastián Soto” aprendió a moverse en la penumbra de la montaña, a soportar el hambre y el frío, las mazamorras en los maltratados pies, la lepra de montaña y a crecer como guerrillero en esas terribles condiciones lejos de cualquier indicio de civilización.

Su discípulo “Santitos” era el primero en llegar a sitios poblados por misquitos en su mayoría. Escuchaba, platicaba y recogía información y retornaba a donde se encontraban acampando. Bayardo, quien era jefe de columna con 17 hombres bajo su responsabilidad, rememora que el chavalo espía padecía de vitíligo (pérdida del pigmento en la piel) en las manos y siempre al hablar ocultaba sus manos dentro de las bolsas del pantalón o chaqueta, según él para no ser detectado o identificado.

Los misquitos eran muy desconfiados. A los guardias somocistas les llamaban “guardias malos” y a los guerrilleros les decían “guardias buenos”. Era difícil tratar con ellos, no tenían disposición para colaborar. No les gustaba facilitar sus pipantes para cruzar los caudalosos ríos, recuerda Bayardo.

Revolución Cubana despertó ansias de lucha

El triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959 despertó la esperanza en centenares de muchachos rebeldes a luchar con las armas con el fin de derrocar a la dictadura somocista, de la misma forma como se había botado a la tiranía militar de Fulgencio Batista, quien convirtió la isla ubicada a tan solo 90 millas náuticas de Miami, en el perfecto lugar para los juegos de azar y centros de prostitución a los cuales llegaban los yanquis a disfrutar a lo grande.

Fue así que surgieron diversos grupos guerrilleros en Nicaragua, todos con el mismo objetivo de derrocar por las armas a la dictadura de Somoza. Algunos contaron con el apoyo directo del comandante Ernesto “Che” Guevara, otro promovido por jóvenes conservadores de las familias privilegiadas de la sociedad, encabezado por el periodista y empresario Pedro Joaquín Chamorro, en mayo de 1959.

Los tres clavos de Cristo, una red de comunicación de los oficiales Sandino

Luego del asesinato del general Augusto C. Sandino el 21 de febrero de 1934, planificado y ordenado por los yanquis y ejecutado por Anastasio Somoza García, cuando el jefe del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN) viajó a Managua a establecer acuerdos de paz, se desató una intensa persecución contra los sandinistas en las montañas segovianas con asesinatos y quema de ranchos en las cooperativas ya establecidas. Fue una política de tierra arrasada y de muerte para hombres, mujeres, ancianos y niños, principalmente en Wiwilí.

Producto de esa despiadada persecución, muchos de los jefes cruzaron la frontera con Honduras y se establecieron en diferentes puntos del país del cacique Lempira. Era una comunicación clandestina, rigurosa con la que los combatientes de Sandino se protegían de sicarios y de guardias infiltrados que a cambio de paga los asesinaban.

Entre los generales y coroneles de Sandino que formaban parte de esa red conspirativa de autoprotección se encontraban Ramón Raudales (caído en combate el 18 de octubre de 1958), Juan Gregorio Colindres, Simeón González, Lázaro Salinas, Heriberto Reyes, Asunción Pulido y Santos López, este último considerado el eslabón entre la guerrilla del EDSN y el naciente FSLN.

Con un radio interceptaban comunicaciones de la guardia

Un radiotelegrafista de apellido Rodríguez, de origen matagalpino que había sido dado de baja de la Guardia Nacional, fue reclutado y rescatado del vicio del alcoholismo, convirtiéndose en un colaborador fundamental para la guerrilla, recuerda Bayardo.

Únicamente solicitó un viejo radio de baterías y con este interceptaba las comunicaciones del Estado Mayor de la guardia de Somoza. De esa forma conocían de antemano los planes y movilizaciones del enemigo e incluso identificaron los nombres y seudónimos utilizados por los tenientes y subtenientes que les perseguían, los que eran transmitidos en código Morse.

El hambre y el inclemente clima, los mayores enemigos en Raití-Bocay

En esta jornada guerrillera además del peligro de muerte originado por los combates con la guardia somocista, asegura Bayardo, los mayores enemigos eran el hambre atroz que los debilitaba en las caminatas, donde se confabulaba con las condiciones climáticas, llovía las 24 horas del día y encontrar un rayo de sol era como encontrarse un tesoro escondido.

En ese inhóspito escenario de espesa montaña, donde asediaban los mosquitos, las fieras y serpientes, los guerrilleros aprendieron a comer monos, dantos, gallinas de monte, cerdos y en alguna oportunidad compraban una vaca. En ocasiones a falta de sal comieron la carne simple, porque el hambre descomunal no esperaba que condimentaran los asados.

Mientras tanto, en Estelí, en el taller El Mejor Zapatón, al cual la gente le llamaba Don Zapatón, propiedad de don Ramón Altamirano (padre de Bayardo), se fabricaban botas llamadas “burras”, elaboradas a mano, clavadas, pegadas y cosidas.

Para los guerrilleros se elaboraban unas botas que en vez de clavos metálicos llevaban espiches de madera del árbol de copalchi, los cuales al entrar en contacto con la humedad se expanden y no se oxidan como el metal. La corteza de este árbol también se utilizaba como un poderoso descongestionante nasal, efectivo para las gripes y además se le atribuyen beneficios coadyuvantes para combatir la diabetes.

Estas botas elaboradas por las manos de expertos zapateros estelianos, bajo la supervisión del padre de Bayardo, eran enviadas a la montaña para calzar a los guerrilleros; no obstante, las condiciones inclementes y el fango hacían que aquellos zapatones que parecían indestructibles al poco tiempo se destruían, obligando a los muchachos guerrilleros a tener que amarrarlas a veces hasta con bejucos para emprender las agotadoras marchas, casi siempre bajo fuertes y constantes aguaceros.

En medio de esas duras circunstancias, el 13 de agosto de 1963, Bayardo le celebró el cumpleaños a Tomás Borge Martínez, para lo cual sacó cuatro latas de leche evaporada y una de avena y preparó un riquísimo atol con el que brindaron y disfrutaron todos los combatientes e incluso alcanzó para invitar a unos pobladores misquitos quienes facilitaron la olla. A pesar de todo, nunca faltó el sabor, el buen humor y la fe en la victoria.

El Frente Revolucionario Sandino (FRS)

La fundación de este frente guerrillero surgido en 1958 es atribuido a un grupo de exiliados antisomocistas en México, quienes pretendían aglutinar a los ex combatientes del General de Hombres Libres Augusto C. Sandino, para aprovechar sus experiencias en la lucha de guerra de guerrillas, táctica que les sirvió para derrotar a los yanquis entre 1927 y 1933 hasta expulsarlos del territorio nacional.

Con el Frente Revolucionario Sandino, (FRS) Bayardo Altamirano participó en dos guerrillas. La tercera fue la de Raití-Bocay, que se considera como el bautizo de sangre y fuego del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), donde participaron Carlos Fonseca, Víctor Tirado, coronel Santos López, Tomás Borge, Silvio Mayorga Delgado, Jorge Navarro, Iván Sánchez, Modesto Duarte, Mauricio Córdoba, Francisco Buitrago, Faustino Ruiz (el cuje), Germán Pomares, Iván Baca (Baquita), entre otros, sumado los colaboradores misquitos.

Junto al coronel del EDSN Lázaro Salinas, participó de un tiroteo contra una patrulla de la guardia somocista en las cercanías de Murra, Nueva Segovia, que consistió en una emboscada a los guardias que perseguían a una columna de la guerrilla de Julio Alonso.

En Las Trojes, Honduras, se formó un campamento guerrillero ubicado a unos 10 kilómetros del borde fronterizo con Nicaragua, le llamaron campamento la Culebra, donde se inició el FRS. Ahí llegó procedente de México Bayardo junto a los también estudiantes Carlos Medina y Héctor Zelaya. Posteriormente se integraron Edén Pastora Gómez (estudiante de Medicina) y Pedro José Martínez.

Alertaron a los del Chaparral y los desoyeron

Bayardo revela que la red de inteligencia del Frente Revolucionario Sandino detectó y alertó al jefe militar de la guerrilla de El Chaparral, (la única que contó con el apoyo y confianza del Che Guevara), el ex teniente de la Guardia Nacional Rafael Somarriba, referido a que fuerzas combinadas les estaban preparando una emboscada, información que desoyó.

El 24 de junio de 1959 los guerrilleros fueron atacados por guardias hondureños y nicaragüenses, con resultado de 9 muertos y 15 heridos, en la guerrilla llamada El Chaparral, -borde fronterizo de Nicaragua con Honduras, por el sitio donde ocurrió la masacre-.

Entre los heridos de gravedad se encontraba el estudiante Carlos Fonseca Amador, quien recibió una bala en un pulmón, logrando sobrevivir en un hospital de Tegucigalpa y luego fue trasladado a la Habana, Cuba, donde se restableció para continuar en la lucha.

De esa manera finalizó esa guerrilla que no alcanzó a penetrar en territorio nicaragüense, lo que causó contrariedad y desilusión en el comandante Ernesto “Che” Guevara, quien había confiado plenamente en la dirección militar de Rafael Somarriba, quien a su vez contaba con el apoyo del presidente hondureño Ramón Villeda Morales; pero él fue traicionado por el jefe del ejército general Oswaldo López Arellano (compadre de Anastasio Somoza Debayle), atendiendo órdenes de la embajada norteamericana de matar a todos los guerrilleros.

El 3 de octubre de 1963 el presidente Villeda Morales fue depuesto por un golpe de Estado, asumiendo de facto el mando político y militar el general López Arellano hasta 1971.

Presos en Catacamas

La guerrilla de Raití-Bocay, que operó 19 meses, finalizó luego de la captura y fusilamientos el 27 de octubre de 1963, de los primeros jóvenes sandinistas, entre ellos el dirigente estudiantil Jorge Navarro “Juan Luna”, Francisco Buitrago “el doctorcito” (estudiante de medicina en la facultad de León), Faustino Ruiz “el cuje”, Iván Sánchez, Boanerges Santamaría, Mauricio Córdoba, Modesto Duarte y más de 17 misquitos colaboradores.

El resto de combatientes cruzaron la frontera hacia Honduras, donde fueron apresados en Catacamas, Departamento de Olancho, hace 60 años. Los prisioneros fueron saliendo en libertad por gestiones de sus familiares y de colaboradores hondureños.

Miliciano en la defensa de Cuba y persiguiendo bandas en el Escambray

Previo a esta campaña guerrillera, durante su estadía en Cuba (donde recibió entrenamiento) le correspondió el honor de vestir el verde olivo de la revolución cubana dirigida por Fidel y Raúl Castro y participar en la defensa contra bandas de contrarrevolucionarios, llamados “alzados”, que en un número superior a los dos mil nunca pudieron tomarse un solo poblado. Esas acciones se desarrollaron entre 1959 y 1965, cuando fueron eliminados totalmente.

Bayardo estuvo al lado del comandante cubano Faustino Pérez, en el círculo defensivo de la Habana, previendo que los yanquis realizaran un desembarco masivo con tropas norteamericanas. La mayoría de los mercenarios apoyados por la CIA en bahía de Cochinos en abril de 1961 fueron capturados y posteriormente canjeados por medicamentos y alimentos con sus patrocinadores, los Estados Unidos de Norteamérica.

Alumno en el Instituto Nacional Miguel Ramírez Goyena

Bayardo ingresó en 1950 al prestigioso instituto de secundaria en Managua, donde en esos años convergían muchachos de todo el país. Conoció y trabó amistad fraternal con el matagalpino y mejor estudiante de su promoción, ganador de la Estrella de Oro, a la excelencia académica, Carlos Fonseca Amador, el que posteriormente sería el máximo líder en la conducción del Frente Sandinista y con quien se inició en el estudio de la teoría marxista-leninista.

En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) impartió clases a sus condiscípulos de 4to año de matemáticas y trigonometría, en el año 1956. Fue en México que se desempeñó y laboró como docente, experiencia que le sirvió para después trabajar en Honduras en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). También laboró en la Universidad Pedagógica Francisco Morazán, donde lo sorprendió el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en julio de 1979.

En México entró en contacto con un amplio grupo de exiliados antisomocistas que se encontraban en ese país, entre otros el doctor Ramón Romero, cuyo hijo del mismo nombre se fue a la guerrilla organizada y dirigida por el general sandinista Ramón Raudales. También se contactó con Virgilio Godoy Reyes (ex vicepresidente de Nicaragua en 1990 por la UNO), el escritor, autor de Los Monos de San Telmo, Lisandro Chávez Alfaro, el matagalpino doctor Clarence Silva, Armando Amador, el doctor Edelberto Torres y la primer mujer nicaragüense médico Conchita Palacios.

En amoradizo con humor se resiste a dejar las aulas universitarias

A los 85 años de edad, Bayardo es un enamorado de la vida, con respeto y elegancia lanza sus piropos a las muchachas, las que también lo vacilan. Considera que su longevidad la debe a su buen sentido del humor, aún en las peores circunstancias como en las que muchas veces estuvo en el filo de la muerte en los combates o por las condiciones adversas donde sufrió hambre, frío, cárcel y persecución.

A la UNAN-Managua se le ve llegar con puntualidad a impartir la clase de estructural, enseñando a los nuevos ingenieros a construir y diseñar puentes que faciliten y permitan unir la rápida comunicación de un punto a otro. Todo parece indicar que todavía no es tiempo para su retiro, tiene mucho que enseñar y disfrutar entre sus alumnos y en las aulas que no quiere abandonar.

Como indica el ingeniero y guerrillero, hay cosas que todavía no se han dicho y otras que nunca se dirán.

El personaje

Bayardo Altamirano López
Bayardo Altamirano López

Bayardo Altamirano López, nació en Estelí el 15 de agosto de 1938. Hijo de Ramón Altamirano y Susana López. Estudió la primaria con el maestro Sotero Rodríguez, centro donde dice que nunca lo aplazaban. La secundaria en el Ramírez Goyena al cual llegó en 1950 y se bachilleró en 1955, allí lo nombraron inspector y a Carlos Fonseca, bibliotecario. Ambos, desde esos tiempos, tenían claro que había que luchar contra el capitalismo salvaje, causante de la miseria de los pueblos y del abandono de los niños.

“Al ladrón las llaves”, le dijo el maestro Guillermo Rothschuh Tablada, (quien nació el 27 de mayo 1926 y falleció el 6 de noviembre 1922), cuando le dio la oportunidad de trabajar de inspector.

Ha estado casado siete veces. Es padre de varios hijos y de muchos nietos. En su natal ciudad organizó los primeros círculos de estudio de marxismo-leninismo junto al médico y revolucionario doctor Alejandro Dávila Bolaños.

Viajó a México a estudiar ingeniería civil. También fue docente en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Es miembro fundador del Frente Unitario Nicaragüense (FUN), del Frente Revolucionario Sandino (FRS) y del Frente de Liberación Nacional (FLN). En una declaración del comandante Carlos Fonseca Amador, en los juzgados de Managua (conocido como el Trébol, por su cercanía a un cine de ese nombre) el 9 de julio de 1964 establece que Bayardo Altamirano López era responsable político al igual que él, en tanto el jefe militar era el coronel Santos López, de la directiva del FSLN en 1963.

Es coautor, junto a Modesto Duarte, del primer himno del FSLN cuya letra inicia: ¡Luchar, luchar luchar es nuestro grito de guerra, vencer vencer…y al grito de patria libre o morir marcharemos al triunfo de la revolución!

Después del triunfo de la Revolución le otorgaron el grado de capitán en el Ministerio del Interior, bajo el mando del comandante Tomás Borge Martínez. A su regreso a Estelí en 1979 le nombraron director del Centro Regional del Norte, actualmente FAREM. Fue vicerrector de la UNI.

Ocupó el cargo de embajador de Nicaragua ante Checoslovaquia. Fue viceministro de TELCOR. En esta asignación el subcomandante Enrique Schmidt le orientó la misión de abastecer al grupo que operaba cerca de Bocana de Paiwas, con la finalidad de formar un cerco a una fuerza de tarea de la contrarrevolución que operaba en esa zona. Se movilizó en pipantes, nada nuevo para él quien navegó por caudalosos ríos cuando la civilización parecía una ilusión.

7 Comments

  1. Muchas felicidades para el ingeniero guerrillero maestro de generaciones nos a enseñado mucho en el trajinar de la vida y nos sigue demostrando disposicion por la educacion y formacion profesional de los jovenes de nuestro pais esos son robles que debemos de cuidar he imitar

  2. Histórica y sobresaliente gesta desde la fundación de nuestra vanguardia, Bayardo Altamirano constituye un héroe viviente y ejemplar ciudadano apropiado del apostolado en el magisterio universitario, tengo el honor de conocerlo y rememorar de su propia voz el anecdotario de su compañero de lucha Entimo Carías Andino, Viejano y parte de la guerrilla en la fundación del FSLN.

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