Tomás el poeta y amante guerrillero

Tomás el poeta y amante guerrillero
  • Acuñó frases célebres
  • Cultivó amistad con los grandes de la literatura latinoamericana

La plaza de la revolución está repleta. Su participación no está en el guión. De pronto la multitud comienza a corear ¡Tomás, Tomás, Tomás! Piden que hable, para que los motive, que los estimule y les encienda el ánimo hasta lo más
profundo del alma.

Entre los nueve comandantes de la Revolución vestidos de verde olivo con pistolas automáticas fajadas al cinto, que se encuentran en la plaza, en aquellos días eufóricos después del derrocamiento armado de la dictadura somocista, Tomás Borge Martínez, es el más popular, el más ovacionado.

Muchos hombres y mujeres, lloran de emoción cuando escuchaban sus encendidos y claros discursos que también transmitían a través de la radio y la televisión en ocasión de alguna efemérides o actividad para denunciar al imperialismo y a las fuerzas contrarrevolucionarias que sometieron al país y al pueblo a una guerra de diez años.

Los Estados Unidos pretendían exterminar el ejemplo de rebeldía antimperialista en la tierra que Sandino les había hecho morder el polvo de la derrota a las tropas norteamericanas que invadieron Nicaragua en 1927.

Los yanquis nunca le perdonaron a Sandino que el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN), compuesto de hombres, mujeres y niños descalzos lo hayan derrotado en una guerra de guerrillas escenificada en las montañas segovianas.

Célebres frases

Tomás era el único sobreviviente de varios fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), organización político militar cuyo nombre sandinista propuso el jefe de la revolución Carlos Fonseca Amador en 1961, su compañero de juventud, y a quién le acuñó la célebre frase cuando un guardia llevó la noticia a la cárcel donde se encontraba prisionero en 1976.

“Carlos es de los muertos que nunca mueren”

La respuesta de Tomás dejó perplejo al guardia quién pretendía desmoralizar al revolucionario anunciándole la noticia de la muerte del jefe guerrillero en un enfrentamiento con una patrulla de la G.N., en las montañas de Nicaragua.

En 1963 tomó parte activa en el movimiento guerrillero de río Coco y Bocay y en 1967 en la guerrilla de Pancasán. Tomás fue un estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), de León, desde 1951 hasta septiembre de 1956, y estaba cerca de coronar su carrera cuando fue encarcelado por el
régimen de Somoza sin tener participación y pruebas.

Fue condenado injustamente a 9 años de prisión por el ajusticiamiento del iniciador de la dinastía Anastasio Somoza García, muerto a balazos de revólver 38 disparados certeramente por el poeta Rigoberto López Pérez, quien pereció en la acción la noche del 21 de septiembre en la Casa del Obrero.

Tres años después de guardar prisión y luego de ser enviado a régimen de casa por cárcel, aprovechó la oportunidad
para escaparse hacia Honduras vinculándose con luchadores antisomocistas como Carlos Fonseca y Silvio Mayorga, iniciando de esa manera su vida revolucionaria y guerrillera tras la fundación del Frente Sandinista.

Leal a su bandera e ideales

Nacido y criado en Matagalpa el 13 de agosto de 1930, Tomás fue un fervoroso y ardiente militante de la causa sandinista. Juró lealtad a la bandera rojo y negra del FSLN y a sus ideas, las que cumplió hasta el último día de su existencia el 30 de abril del 2012, a los 81 años de edad.

Tomás cultivó amistad fraterna y profunda con conocidos e influyentes escritores como Gabriel García Márquez (El Gabo), Julio Cortázar y Carlos Fuentes entre otros, grandes de la literatura latinoamericana.

Tras el triunfo revolucionario fue el ministro fundador del Ministerio del Interior (MINT). Forjador de la Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE), fundador de la Policía Sandinista, a la que le imprimió un carácter humanitario y de servicio sin tiempo para el maltrato ni la represión del pueblo.

Fue diputado ante la Asamblea Nacional y del Parlamento Centroamericano en cuatro periodos. En su última etapa de vida fungió como diplomático ocupando el cargo de embajador de Nicaragua ante el Perú. Fue el vicesecretario general del FSLN y vicesecretario de la Conferencia de Partidos Políticos de América Latina (COOPPPAL).

Periodista, escritor y poeta

Fue un hombre polémico y multifacético. De joven se desempeñó como periodista, fue un notable orador de esos incendiarios, escritor, pero sobre todo poeta. Siempre habló francamente, acuñando frases célebres que han quedado para la posteridad.

Destacan entre las obras: La Paciente Impaciencia, que ganó el premio Casa de las Américas en 1989, Poemario La Ceremonia esperada (1999), Un Grano de Maíz (1992), libro formulado en una larga conversación con el líder revolucionario cubano Comandante Fidel Castro Ruz.

“Implacables en el combate, generosos en la victoria”, frase que realizó en su propia experiencia al darle el perdón y liberarlo de la cárcel a uno de sus torturadores que le maltrató su cuerpo cuando fue capturado en febrero de 1976 y posteriormente enjuiciado y condenado por un tribunal militar formado por la dictadura somocista.

Esta es mi venganza. Yo te perdonó, le dijo Tomás a quién lo torturó en la prisión y le escupía el agua que le pasaban para beber. Tenía las costillas quebradas de una golpiza y el torturador se encargaba de atormentar a Tomás golpeándole con los puños los costados cada vez que quería verlo sufrir de dolor.

Nunca lo hicieron delatar ni una sola casa de seguridad donde se encontraban células de militantes sandinistas. El comandante Borge las conocía todas, porque era el jefe del frente interno en 1976 al momento de su captura, después de un enfrentamiento con una patrulla de la Guardia Nacional en la Colonia Centroamérica, donde le disparó a un teniente matándolo y donde cayó la militante sandinista Mildred Abaunza Gutiérrez.

En esa ocasión al ser llevado a los tribunales militares dijo que lamentaba la pérdida de vida del teniente Guardia Nacional, como también de Mildred quien no tenía más armas para defenderse que su hermoso y valiente corazón de militante sandinista.

La acción de Tomás al liberar a su torturador fue la inspiración de una hermosa canción escrita y musicalizada por Luis Enrique Mejía, titulada Mi venganza personal, la que describe como en vez de reaccionar con odio y maldad hacia sus torturadores, la venganza personal fue abrirle las puertas de la educación, brindándoles enseñanza, salud y condiciones dignas de vida en una nueva Nicaragua libre de maltratos y torturas, sin odios y rencores.

Tomás descansa eternamente en el mausoleo de los comandantes en el Parque Central frente a la Plaza de la Revolución, la misma desde donde se dejaba escuchar su encendida y clara oratoria, donde le pedían que hablara para ovacionarlo.

Ahí está junto a su hermano y compañero de lucha Carlos Fonseca y el coronel Santos López, miembro del Ejército de Sandino, el hombre que fue el eslabón entre los guerrilleros que derrotaron a las tropas del imperio norteamericano y el naciente Frente Sandinista.

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