Mujer con firmeza, moral y humildad

Mujer con firmeza, moral y humildad
  • Compartió el campamento con el comandante Carlos Fonseca
  • Capturada después de tres combates con la Guardia Nacional
  • Vejada y torturada por sus captores no la doblegaron

Estaba perdida en media montaña armada de un viejo fusil 22. Despuntaba el día en medio de una tenue neblina cuando la joven y menuda guerrillera cargando su mochila decidió emprender la marcha. Comenzaba a subir una elevación cuando sorpresivamente se encontró con una patrulla de 20 soldados de la Guardia Nacional (G.N.) trabándose el tiroteo.

David Gutiérrez López

La solitaria guerrillera era Rosa Argentina Ortiz Corrales, quien recibió varios charneles en su cabeza y en la mano izquierda. Se paró el combate y los guardias asustados no se atrevían a verificar si habían eliminado a quienes quizás pensaron era un nutrido grupo de guerrilleros. Soltaron un perro fiero que corrió tras la caza y estaba a punto de atacar a la herida combatiente cuando un guardia lo contuvo de la correa.

Ese fue el último recuerdo antes de desmayarse que guarda Rosa Argentina, 43 años después de ese hecho, ocurrido en una zona llamada Las Bayas.

Cuando despertó estaba en un campamento de la G.N., en media montaña en Río Blanco, municipio de Matagalpa a 248 kilómetros de Managua.

Comenzaron a vejarla, torturándola, colgándola desnuda amarrada de pies y manos boca abajo, aplicando lo que ellos llamaban “la piñata” balanceándola de un lado a otro entre las risas hirientes de los guardias que la manoseaban en cada pasada.

Un día antes, a mediados del mes de agosto de 1976, la escuadra de cinco guerrilleros del Frente Sandinista en la que la única mujer era Rosa Argentina, había sostenido dos combates con patrullas de la Guardia Nacional en las montañas del norte del país. La escuadra logró evadir el cerco, resultando herido en el ojo -que perdió- el jefe Juan de Dios Muñoz, quién sin emitir un solo quejido estimulaba a sus compañeros a seguir adelante.

En Nicaragua se desarrollaba la “Operación Águila IV” integrada por fuerzas contrainsurgentes de los ejércitos del Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA), cuya misión era eliminar a tierra arrasada todo vestigio de focos guerrilleros y sus colaboradores.

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