Oscar Robelo
El Día Internacional de la Danza fue establecido por la Unesco en 1982, atendiendo a una iniciativa del Comité Internacional de la Danza. La fecha elegida fue el 29 de abril, por ser el natalicio del francés Jean- Georges Noverre, innovador y estudioso de este arte, maestro y creador del ballet moderno.
La celebración fomenta la participación y la educación de la danza a través de eventos y festivales celebrados durante esta fecha en el mundo. Y Nicaragua, como país amante de la cultura, convoca a las diferentes escuelas de ballet, grupos de danza a y maestros de esta rama de los diferentes departamentos del país, para que desarrollen actividades en los espacios culturales, canchas y lugares donde se pueda presentar este virtuoso arte.
En estas actividades, además de las escuelas y grupos artísticos, participan instituciones gubernamentales como el Instituto de Culturas de Juventudes y Pueblos, el Instituto de Turismo, las alcaldías de los diferentes municipios e Inifom que prestan apoyo logístico. Además de celebrarse el Día Internacional de la Danza, a lo largo de abril se celebró el Mes de la Paz, decretado por el gobierno sandinista.
Según el maestro René Jaime, director del Ballet Folklórico Macehuatl con 54 años de labor ininterrumpida, ellos celebraron el Día con una gala en el Teatro Nacional Rubén Darío, recordando el legado cultural que les dejó el maestro Alejandro Cuadra, uno de los principales exponentes del folklore nicaragüense que trascendió a la inmortalidad hace 23 años.
Historia de la danza
Al hablar sobre la historia de la danza nicaragüense, Jaime precisó que nuestros indígenas la iniciaron imitando los movimientos de la naturaleza y sones representativos de la identidad de los nacionales que se han venido transmitiendo de generación en generación. “Hay muchas danzas ancestrales que tienen siglos de estar en exposición como la danza de negras en que la mayoría de los que bailan son hombres, porque la mujer fue relegada en un tiempo y no formaba parte de esta cúpula en el arte”, explicó.
A su juicio, con la Revolución Popular Sandinista no sólo se liberó el país de una dictadura, sino que provocó un cambio completamente social. “Fue la renovación de comenzar a investigar sobre nuestra identidad como nicaragüenses, las agrupaciones que existían en ese momento no las conocía el pueblo, después vendrían mejores tiempos para la cultura”, resaltó.
De ahí que, para Jaime, los años 80 constituyen la época de oro para todas las ramificaciones del arte: teatro, música, literatura, poesía, escultura, pintura, artesanía y la danza. De acuerdo al maestro del ballet, la danza estaba adormecida y resurgió con la revolución, pues solamente había pocas agrupaciones.
“Sólo había la agrupación de doña Haydée Palacios, la de Irene López, los grandes exponentes de la danza en Masaya, el Ballet Folklórico Macehuatl, el de Ronald Abud, estos eran los que conocían el teatro y no había una organización que incentivara al artista para que siguiera ese legado y buscar cómo investigar, cómo crear nuevas coreografías a través de lo que ya existía”, comentó.
ASTC incentiva a los artistas
Este contexto jugó un papel importante la compañera Rosario Murillo al fundar la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura (ASTC). Jaime contó que la pasión por la cultura de la actual Vicepresidenta de la República, con los directores de los grupos existentes incentivó a los artistas para que comenzaran a investigar a lo largo y ancho del país.
Fue así que surgieron los festivales de la ASTC con la participación de agrupaciones que hacían el trabajo investigativo. “Esta labor no sólo lo hacían en la danza sino también en la música, se hicieron montajes coreográficos, por eso se ve ahora el resurgimiento del arte”, destacó Jaime.
Posteriormente, durante los tres gobiernos liberales el arte se estancó porque nunca incorporaron en sus administraciones el valor al artista. No obstante, a partir de 2007, cuando inició la segunda etapa de la revolución, la compañera Rosario Murillo volvió a fusionar e incorporar a los grupos artísticos en distintas actividades y celebraciones importantes.
Trabajan con los jóvenes
Por otro lado aseguró que como artistas trabajan con los jóvenes para que se acerquen al teatro, también participan de forma gratuita en las ferias de los barrios de diferentes distritos, cerca de 70 al año. “Es como retribuir el apoyo que nos da el gobierno y como la cultura surge del pueblo tiene que llevársele ya a nivel de espectáculo”, indicó Jaime.
“Nuestra principal labor es no sólo presentarnos en un teatro o sólo ser exponentes de nuestra identidad cultural como embajador de la cultura en otros países del mundo, sino tratar de ir a esos lugares donde la gente no tiene acceso al arte”, apuntó.
Al finalizar el maestro René Jaime aseveró que como Ballet Macehuatl no se trata sólo de enseñar a bailar, también dan charlas de motivación a las nuevas generaciones, de inculcarles el valor de profesionalizarse en una carrera, además dan charlas en la forma de comportarse, en la disciplina que debe tener una persona.
El Ballet Folklórico Macehuatl
El Ballet Folklórico “Macehuatl” fue fundado en 1968 en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) por Alejandro Cuadra (q.e.p.d.) El espíritu emprendedor de estos jóvenes artistas, con Alejandro a la cabeza, los impulsó a trascender las fronteras de la universidad para investigar y difundir nuestro folklore. El Ballet Folklórico “Macehuatl” ha danzado su ritmo de amor y perfección, como herederos de la tradición folklórica nicaragüense.
El Ballet Folklórico “Macehuatl” tiene el gran mérito de ser el conjunto artístico que incorpora por primera vez en la danza folklórica nicaragüense la técnica del ballet clásico y contemporáneo, gracias al genio creador de su maestro, coreógrafo y fundador Alejandro Cuadra.