Celestia González Rivas: Artista de la fotografía de mucha cepa

Celestia González Rivas: Artista de la fotografía de mucha cepa

Carol Bendaña Mendoza

Descendiente de un legado de artistas de la fotografía de Nicaragua, comprometidos con la lucha antimperialista de Augusto C. Sandino, Celestia González Rivas (conocida como Celeste) ha sido muy fiel a su ascendencia familiar al ser una de las fotógrafas más importantes de las últimas décadas del siglo XX y primeras del XXI.

A propósito de celebrarse este 19 de agosto el Día Mundial de la Fotografía, bien vale conocer un poco la vida de esta artista nicaragüense de imágenes y su trascendental y vasta obra que abarca la fotografía artística, la artística experimental, la documental en sus vertientes histórica, testimonial y de reportaje.

Cuarta de nueve hijos del fotógrafo Américo González Alaniz y América Rivas Labern, Celeste nació en el barrio San Juan, de León, el 21 de abril de 1954. Su vena artística y pasión por la fotografía le vienen de su bisabuelo Guillermo Alaniz Callejas, “último precursor de la fotografía del siglo XX, fotógrafo de grandes méritos”, según afirma Luis Cuadra Cea en la Enciclopedia de Nicaragua.

En la misma Enciclopedia se destaca que el padre de Celeste (nieto de don Guillermo) es “Retratista con mayúscula”; y de ella dice: “Celeste hija de Américo González, de quien aprende el oficio, prefiere la fotografía experimental con la que juega artísticamente para crear distintos mundos a través de la sutil manipulación objeto sujeto”.

Referencia también de la vena artística familiar es Agustín González y Moncada padre de don Américo, poeta, pintor y librepensador comprometido con la lucha del General de Hombres Libres Augusto C. Sandino. De la obra plástica de González y Moncada se conservan algunas de sus pinturas al óleo como patrimonio del Banco Central de Nicaragua, y de su obra literaria en la biblioteca del Palacio Nacional de la Cultura.

Una de sus mejores amigas durante su vida estudiantil fue “la Chinita” Arlen Siu, militante sandinista caída en combate contra la guardia somocista el 1 de agosto de 1975, mientras cubría la retirada de sus compañeros de un campamento guerrillero del Frente Sandinista cerca de El Sauce.

Arlen, su hermana Carolina y Celeste, con un grupo de amigos de Jinotepe.
Arlen, su hermana Carolina y Celeste, con un grupo de amigos de Jinotepe.

Mejor amiga de Arlen Siu

Tres años antes, en 1972 Celeste y Arlen formaron parte del elenco de la obra teatral “El viento corre por donde quiera que sopla”, del director de teatro Alan Bolt. Ellas llevaron esta obra a las calles, compartiendo lealtad, solidaridad y complicidad en distintas tareas. A finales de ese mismo año trabajaron recibiendo y clasificando donaciones para los damnificados del terremoto de Managua.

Dos años después, en 1974 Celeste se casó con Ovidio Ortega Reyes, poeta, compositor y músico, ganador del primer Premio del Certamen de Literatura “María Teresa Sánchez”, del Banco Central de Nicaragua en 2017, y Premio Mesoamericano de Poesía “Luis Cardoza y Aragón” en 2020.

“De inmediato nuestro hogar pasó a ser casa de seguridad, Arlen llevó a esconder a Mauricio Duarte, y supimos que se amaban desde el primer momento. Fue el amor de su vida. Lloró inmensamente su muerte, a los 7 meses nosotros llorábamos la de ella con mucho dolor”, recordó Celeste.

También rememoró los funerales de Arlen. “Jinotepe entero la despidió con indignación y llanto”. Durante su entierro llevaban, además del féretro recorriendo las calles y gritando consignas de protesta, la fotografía que antes le había hecho el padre de Celeste, don Américo, foto icónica de la Chinita a través del tiempo.

Por la casa de seguridad pasaron también Flor de María Monterrey, María Medina, Agustín Lara, Ligia Gutiérrez, Manuel Salvatierra, Nadine Lacayo, Marcos Somarriba, y muchos más que no recuerda sus nombres. Sus andanzas clandestinas se destacaron como correo.

Tras el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, hizo vigilancia revolucionaria en su barrio y fue responsable por varios años de los Comités de Defensa Sandinista del 7 Sur, en Managua. Participó en la alfabetización con las Milicias Obreras de Alfabetización (MOA), siempre haciendo sus experimentos fotográficos en todas las tareas que le designaron.

De 1981 a 1982 fue oficial de Cultura de la Fuerza Aérea Sandinista y Defensa Antiaérea (FAS-DAA), organizando círculos de poesía, teatro, pintura y danza. Formó el primer grupo de teatro “La Gata Munguía” e hizo representaciones de obras de creación colectiva a nivel nacional, y participó en la “Primera Muestra de Teatro Aficionado” realizada en 1981 con la obra “Las Elecciones”.

Sus primeras fotografías fueron publicadas en el Semanario Ventana y la revista Pensamiento Propio, con fotografías artísticas de paisajes, retratos de artistas e intelectuales. En 1986, en la ASTC expuso con artistas de distintas disciplinas en “La Feria de la Imaginación”.

Incesante y versátil

También en 1987 expuso en Kentucky, Virginia, el Kingsport, Fine Arts Center Tennessee con la obra Nosotras. En 1994 se incorporó al movimiento artístico Artefacto, como parte del comité central colaborando en la Revista de Arte “Artefacto” y participando en más de 12 exposiciones colectivas y personales. En 2000 expuso Rostros Nicaragüenses, en Bruselas, Bélgica, y en la escuela JJ Michel del distrito Saint Gilles.

En 2007 se trasladó a la ciudad de Rivas, desde donde ha investigado, preparado y expuesto “Aguas de Tránsito”, “Tres Mujeres, Tres Miradas”, en el Teatro Rubén Darío, Managua; en el Museo de Historia y Antropología de Rivas y en la Fundación Libros para Niños, de Jinotepe. También “Homenaje a Frida Khalo”, en la Embajada de México y el Instituto de Cultura.

En 2009 preparó una extensa colección documental sobre la riqueza cultural del istmo de Rivas, como vasto archivo de piezas de arte sacro, arquitectura, historia y manifestaciones de la cultura popular. Además, publicó el libro “Rivas de la Cuaresma”, y expuso 22 fotografías del mismo nombre en el Museo de Antropología e Historia.

Incesante y versátil ha sido trabajo artístico de Celeste. Así también como docente, productora de fotonovelas, en la revista Vamos de la ATC sobre la participación de la mujer en las convenciones colectivas del campo. Centenares de entrevistas, incluyendo grabaciones de la lengua autóctona de los indígenas matagalpas, material recolectado en casetes que espera trabajar próximamente. Realizó fotonovela para el IPAS Centroamérica sobre el aborto terapéutico con un tiraje de 15 mil ejemplares.

En el campo cinematográfico participó como casting y actriz secundaria por la parte nicaragüense, en tres películas extranjeras importantes: “Latino” de Haskel Wesler, “Los Inmortales” de Alex Cox y “Sandino” de Miguel Littin. Trabajó como docente de Fotografía Creativa en la Escuela Nacional de Artes Plásticas “Rodrigo Peñalba” de 2017 al 2020. A partir del 2021 es la directora.

“Tuve desde niña los valores y convicciones revolucionarias que mis padres me enseñaron. Ellos eran jóvenes cuando conocieron y ofrecieron su casa como seguridad para los compañeros Tomás Borge y Carlos Fonseca. Trabajaban también como correos. La convicción de lealtad con el proyecto sandinista es profunda en mi familia que supo transmitir este pensamiento y lealtad de generación en generación. Yo, mi esposo Ovidio, mis hijos, y ahora mis nietos, con mucho orgullo lo digo”, resaltó.

Durante su larga trayectoria artística ha tenido varios reconocimientos, entre ellos la Orden de la Independencia Rubén Darío en 2005; Diploma The Nicaraguans en 1997, Reconocimiento Museo La Piedra Bocona en 1995.

4 Comments

  1. Muy bien escrito, concreto, corto, pero cada palabra de Carol Bendaña, encierra tantos años de verdad, lucha y arte revolucionario de Celeste, así como don Americo y doña América, sus padres, fieles y leales por tantas y tantas décadas y lo serán hasta sus últimos días. Me siento orgullosa de ser su hermana e hija de mis padres.

  2. Cuanta historia y cuanto por agradecerle a la esa Generacion revolucionaria , dorada que muestra el camino a seguir.

    Honrar a nuestros artistas es honrar nuestro patrimonio.

    Viva el Sandinismo

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