Víctor Manuel Tirado López, “el canoso”: El guerrillero sandinista de Sinaloa

Víctor Manuel Tirado López, “el canoso”: El guerrillero sandinista de Sinaloa
  • Combatiente desde Raití-Bocay hasta el triunfo de la Revolución
  • Fue prisionero de Somoza junto a Carlos Fonseca
  • El campesinado era antisomocista, pero cauteloso con los sandinistas
  • Con Daniel dirigió el ataque en San Fabián

David Gutiérrez López

D e no haberse convertido en un revolucionario y guerrillero a tiempo completo en las montañas de Nicaragua, hubiese sido un destacado profesional de la economía y finanzas, temas que todavía le apasionan a este hombre, amigo entrañable y compañero de lucha de Carlos Fonseca y Daniel Ortega en el Frente Sandinista, donde se formó y alcanzó el grado de Comandante de la Revolución en 1979, al triunfar el sandinismo.

Víctor Manuel Tirado López, mejor conocido como el “canoso” entre el campesinado de las montañas del norte de Nicaragua, Matagalpa, Jinotega y en todos los movimientos guerrilleros en los que participó en numerosas acciones militares, formó parte de la Dirección Nacional Conjunta del FSLN, constituida por nueve miembros de las tres tendencias que se unificaron el 8 de marzo de 1979, para derrocar con todas las fuerzas cohesionadas, a la dictadura militar de Anastasio Somoza Debayle.

Personalmente, en 1979, fue uno de los participantes en las negociaciones con sus compañeros de las otras dos tendencias sandinistas, hasta lograr un acuerdo fundamental para alcanzar y sellar la unidad indestructible que garantizó la victoria contra la dictadura somocista, nacida, creada y fomentada por el imperialismo norteamericano.

En México, su país de nacimiento, Víctor Manuel Tirado López, militó en el partido comunista entre 1957 y 1959. Tirado confiesa que conocía muy poco de Nicaragua a pesar de los vínculos que estableció el general Augusto C. Sandino, cuando trabajó en una compañía petrolera en México en el año 1925 y luego en 1929, cuando buscó la solidaridad para su lucha antimperialista.

En Raití-Bocay aprendió los secretos de la guerrilla de Sandino

Los primeros contactos que lo vinculan a Nicaragua fueron el doctor Manuel Andara Ubeda y Francisco Buitrago, dirigentes del Frente de Liberación Nacional (FLN). En el año 1963, a los 23 años de edad, desde Honduras, se integró a la primera guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), conocida como El Patuca, sitio en el cual se entrenaron en un campamento y luego pasaron a la región de Raití- Bocay, donde por primera vez se desplegaron e izaron banderas roja y negra.

En este primer vínculo y experiencia guerrillera, Tirado López, se integró como combatiente bajo la dirección militar de uno de los sobrevivientes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (DSN), el Coronel Santos López, quien logró batirse a balazos y escapar por los techos de las casas, de una patrulla de guardias que intentó asesinarlo el 21 de febrero de 1934, en Managua, la misma noche del asesinato del héroe antimperialista ordenado por los yanquis y ejecutado por Anastasio Somoza García.

Revela el ex miembro de la Dirección Nacional (D.N) del FSLN en la década de los 80, que fue el propio coronel Santos López quien le transmitió los secretos del arte de la guerrilla, los que fueron vitales para sobrevivir durante muchos años en la montaña, donde estableció redes de colaboradores, incluyendo jueces de mesta y capitanes de cañada, (agentes civiles informantes de la guardia de Somoza).

En octubre del año 1963, el movimiento guerrillero de Raití-Bocay tuvo un fatal desenlace, cuando una columna de combatientes, mientras se encontraban cocinando dentro de una casa, fueron sorprendidos por soldados de Somoza y atacados de forma brutal, asesinando a 9 guerrilleros y sobreviviendo solamente seis, entre ellos, Germán Pomares, quienes continuaron en la lucha participando en otras jornadas guerrilleras.

Afirma el comandante Tirado López, que el campesinado nicaragüense era antisomocista, pero muy cauteloso con los guerrilleros, porque en esos años los señalaban de comunistas alineados a la Unión Soviética y a Cuba, como parte de una campaña desinformativa y distorsionada lanzada por los servicios de inteligencia norteamericano, respecto a los países socialistas a los que llamaban “detrás de la cortina de hierro”.

En esa época, los gobiernos obedientes a los dictados de los norteamericanos, establecieron como prohibición y advertencia en los pasaportes, una leyenda que indicaba que con ese documento no se podía viajar a la antigua Unión Soviética ni a ningún país declarado socialista, entre ellos Cuba.

A formar un Frente Interno para una nueva guerrilla

Después de ese revés militar que el naciente FSLN lo capitalizó como una victoria política, a Víctor Tirado López, le correspondió replegarse con otro grupo de combatientes hacia Tegucigalpa, Honduras.

Rememora que al poco tiempo lo regresaron de forma clandestina nuevamente a Nicaragua, con la misión de formar un Frente Interno, para organizar a obreros, estudiantes y campesinos con la firme convicción de darle forma a un nuevo movimiento de lucha que fortaleciera a la guerrilla, porque estaban convencidos que el combate armado era la única vía para derrocar y poner fin a la dictadura de Somoza.

La firmeza en la lucha armada, estaba acompañada de la tesis de organizar social y sindicalmente a los trabajadores, e identificaron entre los estibadores del Puerto de Corinto, un semillero que podría dar frutos y convertirse en un movimiento para fortalecer el Frente Interno que oxigenara a la guerrilla en la montaña, lo que se conoció como “foquismo”.

Estando en Managua, se contactó con Carlos Fonseca Amador en una casa de seguridad, la misma donde ambos fueron capturados por agentes de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), el 29 de junio de 1964, saliendo a la calle, intentando evadir la vigilancia y persecución.

El día 9 de julio de 1964, Carlos Fonseca, fue conducido a los juzgados de El Trébol, llamados así, por su cercanía a una sala de cine del mismo nombre que existió en Managua, antes del terremoto de 1972, donde declaró: “Yo no vengo aquí como acusado. He venido a acusar a los hermanos Somoza (Luis y Anastasio) de haber asesinado a mi compañero Francisco Buitrago y a otros compañeros más en el río Bocay. Yo acuso a los somozas de ser asesinos…”

En la cárcel fue que Carlos Fonseca escribió con un pequeño lapicero y utilizando las envolturas de papel de cigarrillos que le brindaban otros reos, el magistral documento “Desde la cárcel yo acuso a la dictadura” y por primera vez Carlos expone su tesis de la insurrección popular armada vanguardizada por la guerrilla sandinista, acompañado de amplias alianzas con otros sectores no afectos al somocismo.

Fonseca y Tirado fueron condenados a seis meses de prisión y al cumplir la condena los deportaron a México, donde encontraron como siempre la solidaridad y apoyo del profesor Edelberto Torres y la doctora Conchita Palacios, primera mujer nicaragüense que logró graduarse de médico.

Después de la guerrilla de Pancasán, que tuvo otro desenlace fatídico en agosto de 1967, el FSLN entró en un profundo periodo de acumulación de fuerzas en silencio. En 1968 Víctor Tirado López, viajó a Cuba a recibir entrenamiento militar en guerra de guerrillas, para continuar con la idea firme del foco guerrillero de la montaña que debía de crecer para posteriormente bajar a las ciudades a insurreccionar a la población en contra de la dictadura.

En la guerrilla de Zinica, Waslala en 1970

En la actual Región Autónoma del Atlántico Norte, en 1970, Víctor Tirado López, comenzó los preparativos de la guerrilla junto a José Benito Escobar, Denis Campbell, “Leoncio”, Enrique Lorente “El Teacher”, Jorge Martínez “Viet-Com”, Adrián Gutiérrez, “El chelito” y los dirigentes campesinos Catalino Flores, Jacinto Hernández, Denis Ortega “Chico Chiquito y Víctor Guillén “Eulalio”.

El 13 de febrero de ese año, la Guardia Nacional, al tener información del movimiento de hombres armados, envió tropas helitransportadas a la zona. El 14, día de la celebración internacional del amor y la amistad, unos 40 guardias fueron frenados en su avance hacia el campamento central de la guerrilla bajo una lluvia de balas sandinistas.

Los guerrilleros les causaron numerosas bajas a los militares somocistas, entre muertos y heridos, logrando romper el cerco y poniendo a salvo a mujeres, ancianos y niños quienes se encontraban refugiados en el campamento central, escapando de la represión y ante la falta de sus ranchos que habían sido quemados. En la retirada un juez de mesta asesinó a los compañeros Jesús Méndez y Luis Hernández, “el cabo”.

La tesis de Carlos Fonseca Amador, en la que planteaba el fortalecimiento de la guerrilla, la organización de todos los sectores sociales, la insurrección armada, previo a una alianza con sectores políticos y económicos antidictatoriales, fue implementada a partir de 1977 con la ofensiva de octubre victorioso que se inició en la cordillera de Dipilto, montañas de Nueva Segovia, seguido de los ataques a los cuarteles de la guardia en San Carlos, Río San Juan, Masaya, generalizándose en junio de 1979 y conduciendo al triunfo del FSLN, al derrocar a la dictadura y su sostén militar.

“El canoso” recuerda que cuando el comandante Daniel Ortega lo llamó a sumarse a la Tendencia Insurreccional (TI), también llamada los terceristas por ser los terceros en surgir, aprobaron la antigua tesis de Carlos Fonseca de pasar a la ofensiva atacando los cuarteles de la Guardia Nacional y desatar la insurrección. Todos esos planteamientos del jefe revolucionario se cumplieron.

La emboscada en Kuskawás y la caída de Jacinto Hernández

En la guerrilla “El canoso”, se tenía que teñir el cabello cano en negro para no facilitar su identificación, era el responsable directo de abastecer el campamento central donde se encontraba “Modesto” Henry Ruiz, quien lo cuestionó por haber actuado en la exitosa emboscada de Kuskawás donde le dieron un contundente golpe a la guardia de Somoza, causándole muertos y heridos.

“Yo no les hice caso”, confiesa tranquilamente el jefe guerrillero quien dirigió el 9 de septiembre de 1975 la emboscada a una patrulla de guardias causándoles las bajas de un oficial y tres soldados y dejando a unos 15 guardias heridos que posteriormente fueron evacuados en helicópteros. Víctor en vez de recibir las felicitaciones de parte del responsable de la guerrilla “Modesto” fue fuertemente cuestionado por presuntamente poner en peligro la seguridad de la guerrilla y haber actuado sin su orientación.

En la emboscada participaron también Jacinto Hernández, Álvaro Hernández, Juan Ramón Ramos (indio Emilio), Francisco “Chico” Ramírez, Facundo Picado, Serafín García, Fidel Aguilar, Crescencio Rosales, Estanislao García, Pedro Torres Cruz, Estanislao Campos y Pedro Arauz, todos campesinos de la zona que servían de apoyo a la red de la guerrilla.

Recuerda Tirado que en esa acción cayó Jacinto Hernández, miembro suplente de la Dirección Nacional del FSLN, quién sin medir el peligro en medio de la balacera intentó recuperar una ametralladora, cuando fue alcanzado por una ráfaga disparada por un guardia que estaba caído herido, el mismo que también dio muerte al combatiente Fidel Aguilar, quién protegía a Jacinto.

Después de esa emboscada, lograda por la información suministrada por un Capitán de Cañada a Víctor Tirado, indicándole que los guardias estarían acampando en su finca, los guardias desplegaron una intensa represión, con una política de cero prisioneros. A los campesinos se les capturaba, los torturaban para sacarles información y luego los asesinaban.

A una mujer embarazada y un hijo en brazos, los guardias la lanzaron desde un helicóptero.

El comandante Tirado López, recuerda el horror y terror que causó Somoza y su guardia entre el campesinado, obligando a los guerrilleros a replegarse o abandonar la montaña. Ya no eran columnas de 15 hombres, se redujeron a escuadras de cinco o tres guerrilleros atacados también por el hambre y las enfermedades.

Familias enteras de campesinos fueron exterminados y desaparecidos, padres, madres, hijos y todo lo que se moviera fueron víctimas de las atrocidades de los guardias somocistas. Relató el caso de la familia de Adela Torrez, quién fue testigo desde un escondite en el monte, al ver cuando a su madre embarazada y cargando a un niño a quien amamantaba, la subieron a la fuerza a un helicóptero. Fue la última vez que los vio, sus cuerpos nunca aparecieron, luego se conoció que ambos fueron lanzados desde el helicóptero en algún lugar de la espesa montaña.

Durante muchos años Víctor se movilizó por esas montañas y comarcas entre el campesinado vistiendo sus mismas indumentarias, utilizando sombreros de pita y era común verlo arriando chanchos o cargando alguna gallina bajo el brazo, disfraces que utilizaba como cobertura haciéndose pasar como comerciante en la compra y venta. Cuenta que al final, terminaba regalándolos a los campesinos y hasta guardias que lo conocieron como vendedor de chanchos.

Le pregunto al comandante Tirado- ¿Comió mono? y con jocosidad y el humor a flor de labios me respondió: “y monas también”.

Soldados del CONDECA en operación tierra arrasada

A mediados de 1976, Somoza convocó al Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA), organización formada por los ejércitos de la región en 1964 con el fin de reprimir y apagar todo intento de movimientos armados. De esa convocatoria surgió la Operación Águila VI que consistió en una práctica de tierra arrasada en las montañas de Nicaragua, utilizando hasta perros rastreadores para ubicar a los guerrilleros que se ocultaban en partes altas y cañadas. Si no los mataban a balazos, morían de hambre y de enfermedades entre ellos la lepra de montaña y hongos en los pies.

La guardia fortaleció su presencia con patrullas en las zonas donde tenían información de que se movilizaban los pocos guerrilleros, después de haberlos dejado sin apoyo al apresar y exterminar a las familias campesinas que en algún momento les abastecían de tortillas, frijoles y alguna cuajada.

El 8 de noviembre de 1976 con la caída en combate del jefe revolucionario Carlos Fonseca, sumado a la muerte de “Rodrigo” comandante Carlos Agüero, conocido como “el macho”, y la caída en combate de cuadros de dirección como Jacinto Hernández, Filemón Rivera y Edgar “la gata” Munguía, la guerrilla sufrió una rápida desarticulación.

Tirado López emigró hacia una zona entre Muy-Muy y Boaco donde permaneció oculto un tiempo debido a la feroz represión de la guardia somocista. Tiempo después entró en contacto con los terceristas, organizando y formando el Frente Norte Carlos Fonseca Amador, el que operaba en las montañas de Dipilto con un grupo de 40 guerrilleros entre hombres y mujeres.

Las acciones de este Frente iniciaron con el ataque en San Fabián, (el objetivo era el cuartel de Ocotal, pero el operativo falló por la falta de vehículos para transportarse) luego se extendió a poblaciones como Mozonte y el Jícaro realizando una serie de emboscadas en puntos donde se movilizaban los convoyes de la G.N. Esa gesta de hace 45 años conocida como Octubre Victorioso fue dirigida por los comandantes Daniel Ortega y Víctor Tirado.

Posteriormente fue designado a coordinar políticamente las acciones del Frente Sur Benjamín Zeledón, desde Costa Rica, donde se estableció una guerra de posiciones con las tropas élites de la Guardia Nacional en la frontera sur, dirigidas por el mayor Pablo Emilio Salazar, quien se hacía llamar “comandante “Bravo”, y que luego huyó en unos lanchones rumbo a Honduras.

El 19 de julio de 1979, Víctor Tirado López se encontraba en la ciudad de León, donde se habían trasladado junto a Daniel Ortega, Tomás Borge y demás miembros de la Junta de Gobierno. La ciudad se encontraba liberada desde la primera mitad de junio, después que las fuerzas insurgentes sacaron a la guardia del último reducto, el Fortín de Acosasco.

Entró a Managua el 20 de julio de 1979, triunfante, saboreando la victoria sobre la dictadura, régimen que lo encarceló y torturó, “machacándole” los dedos de sus pies con un martillo mientras el verdugo le decía: “para que aprendas mexicano, para que aprendas”.

El Personaje

Víctor Manuel Tirado López, nació en El Rosario, municipio del Estado de Sinaloa, México, el 28 de enero de 1940. Tiene el grado honorifico de Comandante de la Revolución y miembro de la Dirección Nacional del FSLN.

Hijo de Ramón Tirado y Rosario López de Tirado. Es el segundo de tres hermanos.

Está casado con Ana Lorena Rondón, desde el 28 de diciembre de 1980, después del triunfo de la revolución. Sus nupcias se celebraron “bajo las armas” una ceremonia practicada por los guerrilleros en la localidad de Fila Grande, Matagalpa.

Fue miembro de la Brigada Pablo Ubeda, en homenaje a Rigoberto Cruz, guerrillero de Raití-Bocay.

Es padre de cinco hijos y abuelo de seis nietos. Tres procreados con Ana Lorena.

En 1965 participó en la boda de Carlos Fonseca y María Haydee Terán, padres de Carlos y Tania Fonseca Terán.

Durante la década de los 80 fue el responsable de la organización obrero- campesina en los sindicatos. Trabajó cercanamente con la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG). Fue diputado por el FSLN al Parlamento Centroamericano (PARLACEN).

Cercano a cumplir 83 años, disfruta de mucho humor y amor con su familia y amistades. Saborea los tacos de camarón, un platillo que aprendió a preparar y disfrutar cuando vivía a orillas del mar en su natal ciudad El Rosario. También en su casa degusta de las tortillas fritas revueltas con huevo, una comida que le trae a su memoria recuerdos de su mamá quien los elaboraba con huevos frescos extraídos del pequeño gallinero familiar.

7 Comments

  1. A pesar de ser Comandante de la Revolucion, me parece que ha mantenido un perfil bajo, lo que me parece un rasgo de humildad, dada su impresionante trayectoria. Es un honor contar con un internacionalista de ese calado. Y una gran suerte tenerlo vivo, habiendo asumido ya tantos riesgos. Larga vida al Comandante Tirado López. ❤️🖤

  2. Precioso Relato de nuestro compañero y comandante miembros de la DN del FSLN
    tengo el hogullo de ser parte de esa lucha y de tener al comandante en mi casa escondido en la comarca bocaycito en el serró venado en el año 1970

  3. Muy orgulloso de ser paisano del Comandante Victor Manuel Tirado López.
    Le acompañé cuando vino al sepelio de su señor padre en nuestro pueblo, El Rosario Sinaloa , México.
    Es un hombre sencillo y humilde. El jamás ha perdido esa virtud de humildad que caracteriza a los grandes personajes en la historia. Larga vida al comandante Victor Tirado López!!

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