Concepción Auxiliadora Torrez Araica, “Cony” Policía ejemplar, rechazó tentación del soborno y chantaje

Concepción Auxiliadora Torrez Araica, “Cony” Policía ejemplar, rechazó tentación del soborno y chantaje
  • Fogueada en las luchas estudiantiles del FER y el CUUN De niña trabajó cuidando a otra niña
  • Formada en valores, honestidad y firmeza en el MINT
  • Resistió a las provocaciones y agresiones en los gobiernos neoliberales

David Gutiérrez López

Durante los 16 años que los neoliberales desgobernaron Nicaragua a inicios de la década de los años 90, en su labor de mujer y policía aprendió a rechazar la tentación del soborno, la corrupción y el chantaje en todas sus dimensiones, sorteó y enfrentó las intrigas y envidias entre algunos compañeros de trabajo, comportamiento innato en muchos seres humanos.

Concepción Auxiliadora Torrez Araica, de 67 años de edad, Comisionada Mayor en honrosa condición de retiro, quién desde su puesto de policía batalló contra las entonces pandillas, la delincuencia y expresiones de grupos de jóvenes violentos que se formaron en ese período hasta lograr neutralizarlos. Ahora está luchando por su propia vida.

Actualmente Cony se encuentra enfrascada en un nuevo combate, esta vez contra serias afectaciones de salud que amenazan su vida, entre ellas, una insuficiencia renal que le obliga a realizarse sesiones de diálisis varias veces a la semana, para llevar una mejor condición que le permita sobrellevar la enfermedad con fe espiritual.

En los gobiernos de corte neoliberales, por ser considerados sandinistas, ella junto a otros compañeros, también enfrentaron el desprecio y soportaron el mal trato de algunos funcionarios civiles, quienes intentaban humillarlos al no poder comprarlos y captarlos hacia sus filas, ya que la mayoría provenían de las columnas guerrilleras de la insurrección que derrocó a la criminal y corrupta dictadura de Anastasio Somoza.

Durante los 32 años de laborar en la institución policial, “Cony” como le conocieron o “Maritza”, se entregó con amor, lealtad y sacrificio a sus deberes, destacándose en todos los puestos de la Policía donde le asignaron, siempre tratando a la población y a sus subordinados con respeto, cariño y fraternidad, dejándoles agradables recuerdos por su buen trato humano hacia los demás.

Todavía guarda en su memoria la época cuando fue jefa y se retiró del entonces Distrito 1, actualmente el décimo en Ciudad Sandino, donde le correspondió junto a su equipo de oficiales, atender y rescatar a los jóvenes violentos que frecuentemente se enfrentaban, primero a pedradas y garrotazos y luego pasaron a las armas blancas y de fuego. El día que anunció su despedida en el 2012, las muchachas y varones policías bajo su mando derramaron lágrimas al conocer que se marchaba más por razones de salud, que por placer.

En Granada y San Carlos, Río San Juan, también dejó su huella entre la población y sus subordinados, a quienes les mostró e inculcó los valores de la vocación policial, fundamentados en la honestidad, compromiso, lealtad, entrega, sacrificio, disciplina y solidaridad.

Los habitantes de estos lugares donde prestó sus servicios, le demostraron su agradecimiento y especial cariño entregándole reconocimientos escritos que guarda con amor y orgullo.

Con su larga experiencia, dedicación, lealtad y ejemplo, aconseja a las nuevas generaciones de policías, a “trabajar por convicción e ideales” resistiendo y rechazando los intentos de recibir dinero o regalías bajo la mesa a cambio de favores o “volados” como se le llama en lenguaje popular, coimas o “mordidas”.

En la década de los ochenta, a la institución policial llegó procedente del Ministerio del Interior (MINT), donde laboró en la Seguridad del Estado, en la Dirección Quinta, bajo la dirección del incógnito guerrillero de nacionalidad cubana y nacionalizado nicaragüense Renán Montero, conocido como “Moleón”, quien con su experiencia conspirativa contribuyó a frenar los maléficos y asesinos planes de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, en contra de la Revolución Popular Sandinista.

Jamás imaginó ser agente del orden, pero las circunstancias especiales durante los años 90 la condujeron a pasar, en condición de traslado, al ejército o a la policía y ella eligió la segunda.

Trabajando de niña para costearse sus estudios

Su niñez transcurrió en su natal Ticuantepe, pueblo fresco con tradición de agricultores, productores de piña, pitahayas y cítricos, frutas que crecen bañadas con las cenizas del volcán Santiago o Masaya, a 14 kilómetros de Managua, donde cursó los primeros grados de primaria. Luego viajó a Managua a trabajar a una casa en la Colonia Centroamérica, lugar donde cuidaba a una niña con capacidades diferentes, de 13 años, cuando Cony apenas cifraba los 14 años. Una niña cuidando a otra.

Era difícil, asevera, no solo cuidar de la niña, sino porque en la casa habitaban algunos jóvenes con problemas de adicciones a las drogas y cuando estaban bajo sus efectos, en ocasiones adquirían un comportamiento agresivo y abusivo contra ella y la pequeña que cuidaba, lo que le obligaba a defenderse y protegerse solicitando apoyo a los adultos de esa vivienda.

Con el ánimo de continuar sus estudios, antes del terremoto de 1972, ella se matriculó en la secundaria en el Liceo Franciscano, en Altamira, dirigido entonces por el sacerdote Bernardino Forniconi, gran promotor de la música, solidario y fraterno con los alumnos y los miembros de su parroquia de la Virgen de Fátima, en Managua.

Para concluir el quinto y último año de secundaria se trasladó al Colegio Simón Bolívar, donde se bachilleró en 1974, para luego ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-Managua en 1975.

Activista del FER en la UNAN

El día que Cony ingresó a la UNAN en 1975, optó por la carrera de Servicio Social, no obstante, luego de un examen de aptitud le recomendaron estudiar Economía o Ingeniería, cuyas principales materias eran ciencias exactas, en las que ella no tenía ningún interés ni aptitud, confiesa. Entonces, resolvió estudiar periodismo, en cuyas aulas se encontró con la joven Margine Gutiérrez, de Matagalpa, quien de inmediato junto a Carlos Herrera, la reclutó para integrarse al Frente Estudiantil Revolucionario (FER), organización juvenil, antesala para pasar al FSLN.

Sus primeras tareas fueron en el Centro Universitario de la Universidad Nacional, (CUUN), donde los estudiantes reproducían documentos para los círculos de estudio, análisis de la realidad nacional que se vivía en ese momento con la represión de la dictadura de Somoza, la que se incrementó después del contundente golpe del FSLN, con el que anunciaron el reinicio de la lucha armada con el asalto a la casa de José María “Chema” Castillo Quant, el 27 de diciembre de 1974.

El comando Juan José Quezada del FSLN logró despertar la conciencia de los nicaragüenses en contra de la opresión de la tiranía y su Guardia Nacional (G.N), logrando con esa acción rescatar a varios prisioneros sandinistas con muchos años de encarcelamiento y torturas, entre ellos el presidente Daniel Ortega, Lenin Cerna, Jacinto Suárez, José Benito Escobar y Manuel Rivas Vallecillo, quienes viajaron a Cuba con los 13 integrantes del comando.

En la universidad conoció a los estudiantes y activistas del FER Antenor “el capi” Rosales, Mario López, “El mini capi”, Noel Escobar, Marvin Ayerdis, “el trosko” y Guillermo Avendaño, (asesinado por la seguridad somocista en una calle) entre muchos jóvenes que tuvieron una destacada participación en la insurrección final que derrocó a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, el último de esa dinastía.

Elevada la adrenalina regando papeletas en el Parque Central

Era el primero de enero de 1976. El FER orientó una acción relámpago de propaganda denunciando a la dictadura somocista en sus desmedidas represiones contra la población. A Cony le correspondió regar volantes en el Parque Central de Managua, acompañada de Marvin Ayerdis, conocido como el “trosko”. En ese momento relata que sintió algo que todavía no puede explicar.

Se sentía observada, perseguida, descubierta y además alerta, ante la posibilidad de ser capturada por agentes de la Oficina de Seguridad Nacional, (OSN) o de guardias armados con sus fusiles Garand. Cumplieron con éxito la misión y a como estaba previsto desaparecieron en fracción de segundos confundiéndose entre la gente que se movilizaba por el sector.

Las actividades dentro del FER le demandaron a la muchacha dedicarse a tiempo completo, tanto así, que tuvo que renunciar a cuidar a la niña de la Centroamérica y se trasladó a vivir a la UNAN en las casetas y oficinas del movimiento estudiantil. Los fines de semana se alojaba en la casa de compañeros en Managua, para reintegrarse a estudiar y trabajar con la organización juvenil revolucionaria.

Electa vicepresidenta del CUUN

Por acuerdos establecidos entre los universitarios, la presidencia del CUUN le correspondía un año a León y otro a Managua. En 1977 la presidencia le correspondió al estudiante Irving Dávila, en la ciudad universitaria. A Cony la eligieron vicepresidenta en Managua, desde donde se entregó con mayor compromiso al trabajo. Entre los estudiantes para cualquier referencia le llamaban Cony-CUUN.

Durante las noches cuando sostenían reuniones y trabajo en los mimeógrafos, recurrían a la solidaridad de las vendedoras de fritangas, quienes con mucho gusto y fraternidad les entregaban toda la comida que les sobraba y con eso se alimentaban unos doce muchachos que no contaban con dinero para satisfacer la necesidad más importante de la vida: Comer.

Por las noches, los solitarios estudiantes para soltarse de las tensiones del día, se juntaban para escuchar las tonadas musicales y acompañar a un muchacho que ejecutaba la guitarra magistralmente a quien llamaban Ranfis-Ranfas.

Cony menciona que a pesar de que algunos de sus compañeros la entrenaban en la oratoria, nunca logró desarrollar el arte de hablar en público. Recuerda cuando una vez subió a una tarima y al querer hablar se quedó paralizada, en ese momento, otro compañero entró en su auxilio y salvó la situación, logrando transmitir el mensaje a los estudiantes que estaban ansiosos de recibir información sobre la lucha.

Una marcha de Managua a Carazo

En septiembre de 1977, ella junto a una buena cantidad de compañeros estudiantes de la UNAN, participaron en una marcha que salió de Managua con rumbo a Carazo, caminaron toda la noche corriendo el riesgo de ser interceptados, capturados, atacados o asesinados por soldados o paramilitares al servicio de la dictadura de Somoza.

Por fortuna, no ocurrió ningún incidente en el transcurso de la marcha. Cuando llegó a Jinotepe, Cony cayó desplomada producto de la tensión y el cansancio. Le aplicaron los primeros auxilios y la condujeron al hospital regional donde horas después estaba repuesta al igual que el resto de compañeros que cumplieron con la misión de denunciar la ola represiva y los encarcelamientos de campesinos, obreros y estudiantes en todo el país. Faltaban pocas semanas para la ofensiva guerrillera de octubre de 1977 con los ataques a los cuarteles de la guardia somocista.

Un congresito unitario del FER en León

Desde mediados de 1975 el Frente Sandinista sufrió un proceso de división en sus filas. Se mantuvo la tendencia Guerra Popular Prolongada (GPP), original fundada por Carlos Fonseca y surgió la Tendencia Proletaria (TP), tiempos después en 1977 surgió la Tendencia Insurreccional (TI) también llamada terceristas, por ser los terceros en surgir.

En la universidad esa realidad se expresaba en constantes discusiones entre los estudiantes del FER que conducían el CUUN y el FER-ML de TP que se diferenciaba por llamarse Marxista-Leninista, que también le decía el FER de “Chico” Meza”, que en muy pocas ocasiones llegaron a la confrontación física.

Para limar esas asperezas promovieron un encuentro en el auditorio de Ciencias y Letras de León a finales de 1977, buscando un punto de concordancia que permitiera establecer coordinaciones y acciones conjuntas. La unidad era primordial en la lucha contra la dictadura somocista. El esperado día llegó. Los estudiantes eufóricos se encontraron en el local universitario, entre ellos estaba el dirigente Francisco “Chico” Meza. De pronto, alguien comenzó a regar unas volantes y otros estudiantes las arrebataron destruyéndolas y lanzándolas al piso.

El intento de unidad estudiantil entre las dos tendencias del FER en esa ocasión terminó abruptamente antes de iniciar, debido a la intolerancia de unos pocos estudiantes. El proceso de unificación tendría que esperar varios meses después hasta que las tres tendencias anunciaron a Nicaragua y el mundo la unidad indestructible del FSLN el 8 de marzo de 1979, listos para la ofensiva que derrocó a la dictadura y a la Guardia Nacional (G.N).

A finales de 1977 Cony entregó su responsabilidad en el CUUN, cargo asumido por el estudiante Noel Gutiérrez. Varios conocidos dirigentes pasaron a la clandestinidad, algunos integrándose a las columnas guerrilleras, otros en escuadras urbanas y otros se mantuvieron en la vida legal.

Nueve embarazadas al frente de una marcha

En 1978, eran tiempos difíciles, de luchas, carreras, tensiones y también de amores juveniles. Cony escarba entre sus recuerdos y tiene presente una marcha desarrollada en las inmediaciones del Gancho de Camino en el Mercado Oriental, por el RUCFA, donde ella participó embarazada junto a otras ocho compañeras.

Entre la singular marcha de embarazadas recuerda a Leana Benavidez, Ruth Escobar, Lisset Margarita. “Éramos nueve embarazadas al frente de una manta”, cuando irrumpieron patrullas de la guardia con los temidos jeeps de la Brigada Especial Contra Actos Terroristas (BECAT).

A Cony un guardia la estrelló contra una malla y junto a otras compañeras fue capturada y trasladada a la entonces Central de Policía en la carretera norte, actualmente Central de Policía Ajax Delgado, otros integrantes corrieron y se confundieron entre los comerciantes y compradores del mercado.

El jefe de la policía era el entonces coronel Nicolás Valle Salinas (último jefe, quien huyó al triunfar la Revolución Sandinista y retornó a Nicaragua a trabajar de asesor legal del Consejo Supremo Electoral, en el gobierno del PLC, en el 2001, bajo el gobierno neoliberal del expresidente Enrique “Churruco” Bolaños).

A las muchachas las metieron en una celda, les pusieron una sucia capucha oscura y comenzó el interrogatorio de los agentes de seguridad. – ¿Diga quién les orientó participar de esa marcha?, – ¿Por qué andabas en esa marcha?, ¿Quiénes son los dirigentes? Ella y las otras respondieron que al ver la marcha, les había llamado la atención y de pronto estaban participando. “Dicen que donde va Vicente va la gente”, respondió sin dar detalles ni mayor información.

Confiesa que a ella y las otras compañeras no las golpearon, pero las amenazaron con violarlas. Solamente a una muchacha que le decían “la chontaleña” que comenzó a hablar de más del FER y del FSLN le dieron una fuerte bofetada reventándole los labios que estallaron en sangre.

Una comisión al frente del entonces vicerrector de la UNAN profesor Julián Corrales, se personó a las instalaciones de la Policía a gestionar la libertad de los estudiantes, quienes horas después recobraron su libertad.

Conspirando con Walter Mendoza y Nidia Escobar

En 1978, por causas del embarazo y posterior nacimiento de su primer hijo, Cony se trasladó a su natal Ticuantepe, alejándose de la universidad y de la carrera de periodismo, la que cursó hasta el segundo año.

Estaba dedicada a sus menesteres de madre, cuando cierto día recibió la visita de Nidia Escobar y Walter Mendoza, quienes la reclutaron nuevamente, esta vez con la misión de servir de correo en un tramo entre Ticuantepe, Esquipulas y La Concepción, en Masaya.

Mientras, su casa era un seguro buzón de armas y municiones de la guerrilla sandinista a cargo de su hermana Silvia, ella salía o regresaba de la casa con su tierno hijo en brazos llevando la correspondencia a donde debía de ser entregada y recibida, conservando las medidas de seguridad orientadas para evitar caer en manos de la guardia.

Walter Mendoza Martínez, un valioso cuadro organizador y militar, vital en la insurrección de Managua, fue capturado en la Barranca, cerca del Coyotepe, junto a los militantes Frank Toruño e Ismael Castillo, cuando intentaban ingresar a la ciudad de Masaya, la que se encontraba liberada desde el 7 de julio de 1979, cuando apenas faltaban 12 días para el triunfo de la Revolución Sandinista.

Sancionada por pedir permiso para trabajar

La victoria sandinista demandaba la construcción de un nuevo Estado, una vez desmantelado todo el aparato de represión del somocismo y su Guardia Nacional (G.N). La joven se integró a la organización de los Comité de Defensa Sandinistas, (CDS) y en esas labores se encontraba cuando solicitó permiso para buscar empleo porque necesitaba cubrir los gastos de su tierno hijo y los de ella.

Una responsable política, originaria de Masaya, cuyo nombre ya no recuerda, la acusó de adoptar posiciones de “pequeña burguesa” por haber solicitado permiso para buscar un empleo. Por ello recibió una sanción que consistió en suspenderle su militancia, la que recobró hasta en 1984 y que conserva con orgullo hasta en los actuales momentos.

El personaje

Concepción Auxiliadora Torrez Araica, nació en Ticuantepe, el 2 de enero de 1955, proviene de una familia numerosa, es la sexta de ocho hermanos. Hija de Manuel Torrez Castillo y Dominga Araica.

Es madre de dos hijos; Oscar Danilo Rodríguez y Tania Cabezas Torrez. Es abuela de un nieto.

Portadora de la Medalla Fundadora de la Policía Nacional. Cada cinco años recibió reconocimientos hasta el 30 aniversario. El Ministerio de Gobernación le otorgó la medalla Comandante Guerrillero Marcos Somarriba.

Cuenta con una licenciatura en Ciencias Sociales.

Tiene una Maestría en Criminalística en la Universidad de León. Realizó cursos en España y en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) de formación política.

2 Comments

  1. Una gran compañera . Valiosa . Demasiado humilde . Maltratada en la organización. Imagínense , sancionada por buscar trabajo. Con lo que a ella le ha gustado el trabajo. Cuando perdimos en el 90 fue su valorada y en la policía volvió a empezar y demostró la madera de la que estaba hecha.

  2. Es mi hermana de lucha y solamente le faltó mencionar que participó en un operativo orientado por Carlos Arrolló. Un operativo que se dio en la escuela de Periodismo. El Trosko. Saludos fraternos a mi hermanita.

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