Emilio Zambrana (*)
Empoderados de vigor y gloria, con nuestra naturaleza multiétnica, recordamos y celebramos, el 12 de octubre, el inicio de la lucha contra la dominación colonial y la reivindicación de nuestros derechos enraizados en la Resistencia Indígena, Negra y Popular, un hito patente por el valiente liderazgo de los caciques Nicarao y Diriangén, héroes icónicos que condujeron la lucha contra los invasores españoles, representando las primeras acciones de resistencia organizada en la historia de la región; dos figuras legendarias en ese peregrinaje de imposición que quisieron perpetuar los llamados “conquistadores”.
Sin embargo, tenemos que preguntarnos ¿qué significado tiene esta resistencia para nuestra identidad cultural y la heroicidad de un pueblo que continúa siendo acechado por neo colonizadores, imperialistas? Significa el respeto por la dignidad, la paz, la solidaridad comunitaria y la importancia de preservar nuestras raíces, pero sobre todo nuestra identidad cultural, rescatada por la Revolución Popular Sandinista.
Héroes de la Resistencia Indígena
Diriangén y Nicarao fueron dos caciques que lideraron la resistencia contra la conquista española en 1523. Nicarao, un líder de los nicaraos, tuvo un encuentro inicial con la expedición de Gil González Dávila y luego entabló la guerra. Diriangén, un cacique chorotega, también se enfrentó a los españoles, organizando una gran fuerza de guerreros para expulsar de sus tierras a los que querían arrebatarnos nuestra identidad como pueblo.
Celebramos, además, la diversidad y multiculturalidad de nuestro pueblo, reconociendo los derechos y garantías de los y las nicaragüenses, de nuestros pueblos originarios que día a día mantienen y desarrollan su identidad y cultura; de aquellos hombres y mujeres que trabajan y construyen un futuro de paz, amor, dignidad y soberanía nacional para todos y todas, en donde la juventud juega un papel preponderante y sólido.
Cabe destacar que desde el 2007, en la segunda etapa de la revolución y con los Copresidentes Daniel Ortega Saavedra y Rosario Murillo al frente del Pueblo Presidente, el “Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular” se celebra en cada espacio recreativo, familiar y de aprendizaje, representando así una efemérides, para enaltecer el patrimonio cultural y continuar con la batalla constante en contra de la pobreza, la injusticia y la maldad de malos hijos que pretenden desinformar llenos de odio.
Sobre la “Resistencia Indígena, Negra y Popular” se han redactado reflexiones y análisis históricos, sociales y culturales que abordan la lucha de los pueblos originarios y afrodescendientes en Nicaragua contra la dominación colonial y la opresión a lo largo del tiempo. Estos escritos a menudo se enfocan en las diversas formas de resistencia, como rebeliones, sabotajes, y estrategias culturales, y celebran el legado de esta resistencia en la identidad y soberanía del país.
Temas comunes en los ensayos sobre la lucha y resistencia de los pueblos originarios de Nicaragua, se caracterizan por su espíritu combativo, tenacidad y arraigada tradición de defensa de su identidad y soberanía, que se manifestó desde la confrontación armada contra la conquista española, demostrada por Diriangén, hasta la oposición a la explotación y el despojo a través de sublevaciones, y la negación de la sumisión.
Esta resistencia ha evolucionado en formas de lucha por la paz y dignidad; por el reconocimiento cultural y el respeto a los derechos de los y las nicaragüenses, que continúan en la actualidad.
Expresiones históricas de la Resistencia
Con tenacidad, dignidad e inteligencia, nuestros nativos emplearon tácticas inteligentes y perseverantes, como emboscadas, sabotajes y negativa a someterse, para resistir. El valor más profundo fue el derecho a mantener su autonomía, cultura, idioma y forma de vida frente a la imposición.
Otros componentes, como la solidaridad y unidad, se fortalecieron para defenderse de un enemigo común, como se vio en las sublevaciones que involucraron a varios pueblos, quienes empleaban tácticas como el grito, los tambores y los cantos, así como pinturas y tatuajes para infundir miedo al enemigo y como elementos de sus rituales de guerra.
Fue así que, a lo largo de los siglos, los pueblos indígenas se rebelaron contra la explotación, el trabajo forzado, los impuestos excesivos y el robo de sus cosechas, como en las sublevaciones de Sutiaba (1681, 1725) y Sébaco (1693). Su arrojo y valentía se manifestó en el enfrentamiento directo contra la opresión y la invasión.
La negativa a la esclavitud y a la sumisión, la negación a concebir hijos para que no fueran explotados y la defensa de sus propias formas de vida, fueron también expresiones de resistencia. Nuestra cultura no podía ser aniquilada o sustituida por costumbres que nunca fueron de los nicaragüenses. Por ello es que nuestro pueblo continúa manifestándose en sus tradiciones y cultura popular.
La lucha también se manifiesta en la promoción y preservación de dicho patrimonio, a través de eventos como ferias, bailes y la aprobación de leyes como la de Medicina Tradicional Ancestral.
La lucha de los pueblos originarios es una parte fundamental de la identidad nicaragüense y una fuente de inspiración, como lo fue para el General Sandino, quien buscó la fraternidad humana sin prejuicios raciales o de clase.
Entendiendo la resistencia como la participación y uso de sus propias costumbres y tradiciones, las mujeres en las comunidades indígenas también desempeñan una parte significativa en la resistencia, como el seguir lavando en las orillas del río y dentro de sus propios entornos debatir sobre las problemáticas que atraviesan.
La resistencia Indígena, Negra y Popular en Nicaragua es fundamental porque representa la lucha histórica por la preservación de la identidad cultural, los derechos y la soberanía de los pueblos originarios frente a la dominación colonial y la discriminación posterior. Esta resistencia se manifiesta en diversas formas, desde las acciones armadas del pasado.
La Resistencia en la actualidad
La resistencia de hoy se enfoca en la restitución de derechos ancestrales, la justicia social y la defensa del territorio y el medio ambiente, en combate contra la pobreza, la discriminación y la injusticia. La conmemoración del 12 de octubre como “Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular” es un reconocimiento oficial a estas luchas y una forma de visibilizar y fortalecer las raíces de los pueblos originarios.
Es sobrancero destacar que el cambio de “Día de la Hispanidad” a “Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular” es una política de inclusión y restitución de derechos, y de identidad y patrimonio cultural de nuestro pueblo.
Vista así la historia y de manera sucinta, nos encontramos con una celebración contraria a la impuesta por gobiernos entreguistas, neoliberales que le erigían monumentos a una historia desgranada, desintegrada y atrofiada, para mantener al pueblo como rehén de una identidad “postiza”.
Pero es la Revolución Popular Sandinista, cuyos protagonistas heredaron esa lucha contra la dominación, la que nos entregó una nación con identidad y con un patrimonio cultural verdadero, sin remilgos derechistas ni trampas para hacernos creer que la conquista era una predestinación que abonaba a nuestro desarrollo y sentido de nicaraguanidad.
Solo el Buen Gobierno del Frente Sandinista caló profundamente en las arterias y en nuestros corazones para hacer vibrar y continuar con esa Resistencia Indígena, Negra y Popular, para hacernos feliz y duradero el nombre: Nicaragua.
(*) Poeta, Escritor y Periodista