La defensa por la Madre Tierra y la justicia climática global

La defensa por la Madre Tierra y la justicia climática global

Jonathan Flores M. (*)

El cambio climático sin lugar a dudas es uno de los principales desafíos globales al que se enfrentan los países ricos y los empobrecidos, sus efectos tienen repercusiones estructurales que afectan el desarrollo y el futuro de los países. La crisis climática no es exclusivamente un problema ambiental, sino que posee aristas políticas y geopolíticas que son claves para mitigar sus efectos a nivel mundial o, todo lo contrario, lo que podrá someter a naciones enteras a sufrir graves consecuencias sin tener una responsabilidad mayor en cuanto a la huella de carbono y su contribución al calentamiento global.

Es precisamente por eso que la justicia climática se centra en el tratamiento del hecho de que el cambio climático afecta a las naciones de manera desigual y que, por lo tanto, los países que más emisiones de gases de efecto invernadero expulsan a la atmósfera deben de asumir responsabilidades diferenciadas respecto a aquellos cuyas emisiones de carbono son inferiores.

La justicia climática y el Sur global

El Sur global es una de las regiones del mundo más vulnerable ante los efectos del cambio climático, pues se basa en la existencia de una desigualdad en las emisiones de carbono a la atmósfera; es decir que las economías más ricas tienden emitir mayor cantidad carbono, pero son las poblaciones que residen en los países menos desarrollados quienes sufren las mayores consecuencias del cambio climático.

La condición anterior demuestra la existencia de una amplia brecha de carbono que marca esa dicotomía entre el Norte global, que tiene mayores niveles de consumo y economías industriales y el Sur global con un rol más periférico, teniendo menos proporción en la emisión de carbono. En esto se basa el enfoque de la justicia climática que permite reflejar la inequidad en la distribución de las responsabilidades de los países respecto las emisiones y el impacto de quienes sufren sus efectos.

Estas desigualdades sistémicas han abierto la posibilidad de estructurar una agenda internacional que intenta visibilizar esas diferencias entre los países, y plantea la búsqueda de soluciones basadas en el consenso multilateral bajo el principio de Responsabilidades Históricas pero Diferenciadas.

De acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), este principio permite reconocer que los países más ricos son los responsables de la mayor parte de las emisiones de carbono y la presión que causan sobre el medio ambiente y, por lo tanto, deben de brindar apoyo económico y tecnológicos a los países en vías de desarrollo para que puedan mitigar los efectos del cambio climático.

Nicaragua, su lucha por la defensa de la Madre Tierra

La lucha contra el cambio climático es compleja porque requiere una articulación global que permita que cada uno de los actores asuma esas responsabilidades históricas, pero diferenciadas respecto a la contribución del cambio climático. En este sentido, Nicaragua ha sido uno de los países que ha denunciado no solo esta inequidad estructural, sino que ha sostenido una postura internacional basada en el consenso y el fortalecimiento del consenso multilateral para enfrentar los efectos del cambio climático.

El reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra constituye una visión opuesta a la visión capitalista que se centra en la explotación voraz de los recursos naturales. La defensa de la Madre Tierra es una visión política surgida desde las cosmovisiones del Sur global, manifestando la visión de los pueblos ancestrales quienes han sostenido durante milenios una relación armónica con la naturaleza, favoreciendo la coexistencia y el respeto a cualquiera otra forma de vida.

La política exterior de Nicaragua, respecto al cambio climático, se basa en el reconocimiento del Principio de las Responsabilidades Comunes pero Diferenciadas según sus Respectivas Capacidades, que busca impulsar un marco equitativo para que los países aborden el problema del cambio climático. Esta postura se basa en el claro reconocimiento de que no todos los países contribuyen de la misma manera al cambio climático y, además, todos sufren del mismo modo sus efectos.

Otro de los reconocimientos que cabe resaltar son los importantes esfuerzos de Nicaragua en la transición energética mediante la generación y el consumo de energías limpias renovables. El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN) ha logrado importantes avances en la transformación de la matriz energética nacional, teniendo como objetivo estratégico la soberanía energética que se alinea de manera directa con la defensa de la Madre Tierra y su lucha por mitigar los efectos del cambio climático.

Reflexiones finales

Para concluir se puede destacar en primer lugar que la huella de carbono de cada país es diferente de acuerdo a su economía y sus patrones de consumo y, por lo tanto, su contribución al cambio climático puede ser en mayor o menor proporción.

Por otra parte, los países no sufren de manera igual sus efectos del cambio climático reflejando un patrón de desigualdad climática. Esto conlleva abordar el problema desde un enfoque basado en la justicia climática y una política multilateral que propicie el consenso y la adopción de medidas comunes, según las capacidades y contribución de cada país.

Nicaragua, como parte del Sur global, ha sido uno de los países que más ha impulsado a nivel internacional el tema del cambio climático, desde el paradigma de la justicia climática y una clara objeción al modelo capitalista que es la causa estructural del cambio climático y la desigualdad global.

La defensa de la Madre Tierra también constituye una postura conciliadora del ser humano con la naturaleza anclada a la base de una ética política que asegure el bienestar de los pueblos que comparten una casa común, nuestra Madre Tierra.

(*) Docente-investigador y analista geopolítico de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN- Managua.

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