“Escucha, no hay tristezas, sólo paz y un cantar,
el pesebre lejano, un misterio va a contar.
No llores, mi tesoro, la magia ya está aquí,
que los sueños más dulces, te vienen a buscar a ti”.
(Villancico, fragmento anónimo).
Emilio Zambrana (*)
La Navidad nicaragüense se distingue por su sincretismo, donde la devoción religiosa se funde con la alegría comunitaria, la rica gastronomía y expresiones culturales regionales, consolidando un sentido de identidad nacional. La identidad de la Navidad en Nicaragua se forja a través de una armonía vibrante entre la fe católica y las ricas expresiones de la cultura popular, donde las tradiciones religiosas y las costumbres familiares se entrelazan de manera única, fusionándose lo religioso y popular.
El núcleo de la celebración es religioso, pues se conmemora el Nacimiento de Jesús, el Niño Dios. Las actividades giran en torno a servicios religiosos como la Misa del Gallo en Nochebuena y las novenas, que son rezos comunitarios que preceden a la Navidad. El fervor religioso se manifiesta en el armado de nacimientos (pesebres) en hogares y plazas.
La Navidad con sus componentes son expresiones de nuestra cultura popular al imprimirle los nicaragüenses nuestra identidad popular y religiosa. Esto se fusiona con elementos folclóricos y tradiciones locales, creando un ambiente festivo y comunitario. La música navideña, los villancicos, las posadas (representaciones bíblicas), y las piñatas son expresiones de la cultura popular que se viven con gran alegría, fe y esperanza, valores que promueve el gobierno sandinista.
El elemento central de la Navidad es el Nacimiento de Jesús, representado a través del pesebre, que simboliza la llegada del Salvador y la Luz Divina al mundo, mientras que otros elementos como el árbol, las luces, la estrella de Belén y demás adornos refuerzan los significados de esperanza, vida eterna, alegría, guía espiritual, unión familiar y los dones de Dios, todos centrados en la figura de Jesucristo y la paz que reina en cada uno de nuestros corazones y en el pueblo.
Los icónicos Nacimientos en la Avenida Bolívar
Los nacimientos icónicos en la Avenida de Bolívar a Chávez, en Managua, son grandes representaciones artísticas ornamentadas con luces y música, que se instalan anualmente para la temporada navideña, mostrando la fe, el arte y la devoción nicaragüense a través de diseños variados y temáticos de instituciones, realizadas con las manos prodigiosas y artísticas de un pueblo que ama la paz.
Toda la Avenida se convierte en un referente familiar de unidad y tradición cristiana para miles de visitantes, animando así el turismo popular y religioso. Arte y devoción en cada nacimiento, convertidos cada uno de ellos en una obra de arte con diseños únicos que reflejan la fe y la creatividad, desde lo tradicional a lo temático de maravillosas dimensiones.
Un ambiente festivo se empodera con villancicos, música y alegorías creando un contexto de celebración y fraternidad. En resumen, no hay un único “nacimiento icónico”, sino un conjunto de ellos en la Avenida Bolívar que, en su totalidad, forman una tradición visualmente impresionante y culturalmente significativa en Nicaragua durante la época decembrina.
Atavíos navideños
Y en todo el territorio nacional se celebra en un contexto del nacimiento, recordando la sencillez y la naturaleza terrenal de Jesús; los Reyes Magos, que representan la sabiduría, la adoración y la revelación de la divinidad de Jesús a toda la humanidad, así como los árboles de Navidad.
Otros símbolos los conforman en nuestro ambiente de bien y paz, las luces en general: esperanza, celebración y la luz de la fe. Las campanas que anuncian la alegría y el gozo por el nacimiento del Salvador; los ángeles, mensajeros de amor y buenas nuevas y la corona de Advenimiento.
Los pesebres-nacimientos, se ensamblan en casas y espacios públicos, colocando al Niño Dios a medianoche y a los Reyes Magos el 6 de enero, como muestra de fe.
También la identidad navideña en Nicaragua se centra en la gastronomía popular (como el nacatamal, relleno navideño y gallina rellena). Es rica en maíz y frijoles, (gallopinto, nacatamales), yuca (vigorón, baho), y bebidas ancestrales como pinolillo, pinol, tiste, pozol, chicha y el cóctel nacional Macuá. Se une la gastronomía del Caribe como el rondón (pescado/mariscos con leche de coco y yuca); el quesillo, las infaltables sopas de res, pollo y mondongo.
Y tradiciones únicas como La Gritería (iniciando diciembre) y la Nochebuena, culminando en la medianoche con fuegos artificiales, abrazos y la entrega de regalos, reflejando devoción religiosa y un fuerte sentido de solidaridad. Todo se da en un marco que el gobierno sandinista promueve como de paz, seguridad y unidad familiar, con actividades culturales, religiosas y recreativas para el disfrute de la población.
En ciudades, pueblos y comarcas, se llenan de luces, adornos y decoraciones temáticas en sus principales calles y plazas, creando un ambiente mágico y colorido. Espacios en parques como el Luis Alfonso Velásquez, se convierten en puntos de encuentro familiar, ofreciendo juegos, fuentes luminosas y espectáculos gratuitos, gracias al apoyo decidido del gobierno encabezado por los Copresidentes Comandante Daniel Ortega y Compañera Rosario Murillo.
Las autoridades implementan planes de seguridad para garantizar la tranquilidad de todos durante las fiestas, haciendo énfasis en la paz y el resguardo del bienestar de las familias. Se organizan festivales de cine infantil, pastorelas, coros navideños y otras actividades artísticas para fomentar la convivencia y la alegría familiar.
En resumen, Nicaragua vive una Navidad de color, tradición, fe y unidad familiar, celebrada en espacios públicos embellecidos y con un fuerte énfasis en la paz y la seguridad.
Rubén Darío y la Navidad
Los poemas y las narraciones de Rubén Darío sobre la Epifanía respiran aromas decembrinos. Sus últimos escritos sobre la liturgia de la Navidad huelen a crisantemos. Darío, nuestro Maestro Mágico, nos presenta un diálogo entre los Reyes Magos, afirmando la existencia de Dios y la belleza del amor, en un tono más clásico y devocional.
El “Cuento de Nochebuena”, de nuestro poeta universal, es una narración mágica y religiosa donde un humilde fraile, el hermano Longinos, en un convento lejano, experimenta una visión milagrosa en Nochebuena: ve el nacimiento de Jesús en Belén como si estuviera presente, mientras que la música celestial de su órgano conventual se mezcla con la adoración de ángeles y humanos, conectando el pasado, presente y eternidad en un instante divino de paz y fe, donde Dios se hace accesible a todos en la paz y el amor.
Así pues, nuestra Literatura tiene contenidos que poetas, músicos y artesanos han dedicado a esta celebración, elevando su trascendencia e identidad para el regocijo de cada nicaragüense: niños, jóvenes y adultos. Poemas de autores como Carlos Martínez Rivas (aunque no estrictamente sobre Nochebuena, evocan la infancia y la patria) o de la Compañera Poeta Rosario Murillo, que a veces abordan temas de fe y amor, reflejan el sentir de nuestra nicaraguanidad con júbilo, paz y bien en estas fechas.
Estos poemas no solo celebran la festividad religiosa, sino que la fusionan con la identidad nicaragüense, convirtiendo la Nochebuena en un momento de profunda reflexión y afán del buen vivir.
(*) Poeta, escritor y periodista.