Patrimonio Cultural Inmaterial de Nicaragua.
La Gritería, celebración religiosa y popular

La Gritería, celebración religiosa y popular

Emilio Zambrana (*)

Para celebrar la Gritería se erigen en todo el territorio nicaragüense miles de altares con diferentes matices, creativos, a los cuales acuden familias enteras, comunidades, así como instituciones del Buen Gobierno. Con la imagen de la Virgen María en el centro, son adornados con flores, frutas, símbolos religiosos, culturales y nacionales al tenor del grito: “¿Quién causa tanta alegría?”, seguido de la respuesta «¡La Concepción de María!».

La Gritería promueve la identidad nicaragüense, la unidad familiar y el fervor mariano. Es un pilar en nuestra cultura y por ello forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de Nicaragua. Se celebra la noche del 7 de diciembre, la víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María.

Se realiza con cantos y oraciones en honor a la Virgen. Las calles se llenan de altares caseros que son visitados por familias y grupos de personas. A cambio de las oraciones y cantos, los anfitriones ofrecen a los asistentes “la gorra”, que tradicionalmente incluye dulces, frutas, caña de azúcar y, a veces, artículos de primera necesidad.

Origen

La tradición, se originó en León en 1857, después de la Guerra Nacional tras la expulsión de los filibusteros yanquis, aunque la devoción a la Virgen se remonta a la época colonial. Poco a poco se fue extendiendo por toda Nicaragua. También se celebra el 14 de agosto una segunda celebración, la “Gritería Chiquita”, como una tradición religiosa en agradecimiento a la Virgen de la Asunción por detener la erupción del volcán Cerro Negro en 1947, en León.

Entre los meses de julio y agosto de 1947 hizo erupción el Cerro Negro, y era tal la lluvia de ceniza sobre la ciudad de León que se acumulaba en las calles, los techos de tejas de las casas colapsaban y peligraba hasta la misma azotea de la imponente Catedral. No se podía respirar, por lo que el obispo de la diócesis, Isidro Augusto Oviedo y Reyes le prometió a la Virgen María que, en ruego por su intercesión ante Dios, se celebraría “La Gritería de Penitencia”, conocida popularmente como “La Gritería Chiquita” para no confundirla con la del 7 de diciembre.

Sorprendentemente, en la noche del 14 de agosto paró la erupción y desde entonces cada 14 de agosto (víspera de la fiesta de La Asunción de La Bendita Virgen María), se celebra esta fiesta religiosa popular. La Gritería no sólo se celebra en el territorio nacional, sino también donde la colonia nicaragüense es importante fuera del país.

Los misioneros españoles, en particular los franciscanos, trajeron a América la devoción por la Virgen María y su Inmaculada Concepción. Esta fiesta, en su versión nicaragüense, se remonta -de acuerdo a historiadores- posiblemente al siglo XVIII y surgió en la iglesia de San Francisco de la ciudad de León. Los frailes franciscanos oficiaban rezos de la novena a la Inmaculada Concepción, repartiendo la tradicional gorra. Esta tradición gustó mucho a la ciudad de León, surgiendo ahí la devoción y la fe mariana.

Los franciscanos animaron al pueblo a rezar la novena en sus casas e invitar a sus vecinos. La novena concluía el 7, el día más importante del rezo. El pueblo leonés, invitado a muchas Purísimas, iba de una a otra, cantando un poco en cada una y recibiendo el brindis. Así se fue desarrollando la noche de gritería, que para mediados del siglo XVIII estaba bien establecida en la ciudad.

Basado en la evidencia documental, se puede establecer que para 1742 ya era costumbre arreglar y alumbrar las calles para que los leoneses fueran de casa en casa celebrando la Purísima.

Una anécdota que describe el historiador Edgardo Buitrago narra el origen del famoso grito ¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María! como una expresión retórica que decían los frailes franciscanos al ver lo alborotada que estaba la ciudad, animando y enseñando al pueblo a usarla como saludo. No tardó el pueblo en apropiarse de esta expresión para saludarse cuando personas conocidas se cruzaban yendo de casa en casa por las calles de León.

La Guerra Nacional empobreció grandemente los festejos de la Purísima, incluyendo la Gritería. Narra el historiador que apenas se rezaba tristemente en los aposentos. El encargado de restaurar estas tradiciones, una vez lograda la paz en Nicaragua, fue el canónigo Gordiano Carranza.

El 7 de diciembre de 1857, desde el atrio de la Iglesia de San Felipe armó una enramada donde colocó a la Purísima y animó al pueblo a visitar casa por casa y a alzar sus propios altares a la vez de rezar, cantar y gritar a la Virgen. De León la fiesta se extendió a Masaya, Managua y Granada, y de allí por todo el país.

Los cantos a la Purísima

Existen muchos cantos dedicados a La Purísima, de los cuales cuatro fueron compuestos y musicalizados por Alejandro Vega Matus -músico, compositor y director de orquesta nicaragüense, reconocido como pionero de la Identidad Musical de Nicaragua por ser creador de muchas piezas musicales que permanecen vigentes en todas las fiestas religiosas y populares-, entre las que se encuentran:

Salve Azucena divina, Por eso el cristianismo, Tu gloria, tu gloria, Toda hermosa eres María.

Sin embargo, también encontramos la mayoría de los cantos, que son de la época virreinal, como, entre otros:

¡Oh Virgen de Concepción!, Salve Virgen bella, Adiós Reina del Cielo, Diciembre alegre, No cesará mi lengua, Sagrada Reina del Cielo, Pues concebida, Salve salve cantando a María, Dulces Himnos, Alabado (que tiene la música de Toda Hermosa), Sale al mundo.

En 1958 dichos cantos fueron grabados por primera vez en discos LP por la orquesta Conjunto Centauro, del compositor Julio Max Blanco, y el coro de Elia Orozco. Esos tres discos titulados Diciembre en Nicaragua, incluyen también villancicos y sones de pascua, y fueron producidos por Salvador Cardenal Argüello, etno-musicólogo e investigador nicaragüense.

Cómo se celebra en el Norte de Nicaragua

En las ciudades del norte del país la fiesta reviste un carácter más religioso e íntimo. En Jinotega, además de cantarle a La Virgen al pie de cada altar, los grupos familiares se detienen a rezar y se sirve el agualoja, que es una bebida fermentada de maíz.

En Chinandega, algunos grupos acompañan con guitarra los cantos de La Purísima y la carretera que une el municipio de El Viejo con la ciudad de Chinandega se ve traficada toda la noche por carros bulliciosos, que llevan los grupos de familia y amigos a gritar de una a otra ciudad.

En El Viejo también se hace la Gritería al mediodía, en la mañana del 6 de diciembre, tras una misa, se hace la Lavada de la plata; es decir, se lavan los vasos sagrados, platería antigua del tiempo del virreinato y las coronas de la imagen de la Virgen de La Concepción del Trono (Santuario Nacional Mariano de Nuestra Señora La Inmaculada Concepción (Virgen del trono)).

En Managua, por ser la ciudad más grande, el derroche de pólvora es mayor que en el resto del país y a las 12 de la noche los juegos pirotécnicos llenan de alegría, de color y de ruido toda la capital. Los altares son hechos en los porches y garajes de las casas. El barrio en el cual es más celebrada la Gritería es el Monseñor Lezcano, pues en los días de la novena –28 de noviembre al 6 de diciembre– se hacen procesiones con la imagen de La Virgen en este sector desde 1973, tras el terremoto del 23 de diciembre de 1972.

Qué contiene la célebre “gorra”

La gorra es el brindis que reciben los devotos y consiste de dulces típicos preparados para la ocasión, tales como: cajetas de coco, de leche, de zapoyol, gofio de pinolillo, leche de burra, huevo chimbo y enchiclado; frutas como limones y naranjas dulces, trozos de caña de azúcar; platillos típicos como el nacatamal; bebidas como chicha de maíz, chicha de cohombro, el compuesto (ponche de frutas con una porción de ron); postres típicos como pío quinto, ayote en miel de dulce de caña, atolillo de maíz, arroz con leche.

.No obstante, desde la década de los 80 del siglo XX, se ha generalizado que la gorra esté compuesta por artículos de uso doméstico como cajetillas de fósforos, encendedores, lápices de colores, ropa (camisetas) y juguetes a los niños; o bien, de consumo como arroz, frijol, sal y azúcar.

Managua rinde homenaje a la Purísima Concepción de María, construyendo altares sobre la Avenida Bolívar en donde los capitalinos, gracias al gobierno sandinista, -a cuya cabeza se encuentran los Copresidentes Daniel Ortega y Rosario Murillo-, se congregan para admirar los diversos diseños y coloridos de los altares instalados por las distintas instituciones gubernamentales y poderes del Estado.

El Buen Gobierno Sandinista impulsa la promoción de las tradiciones populares y religiosas de Nicaragua, como la celebración de la Purísima Concepción de María y los nacimientos navideños, como expresión y símbolo de la paz, unidad y alegría de nuestro pueblo.

Instalados principalmente en la Avenida de Bolívar a Chávez, los altares y los nacimientos navideños fomentan además el turismo cultural y religioso en los extranjeros que vienen especialmente a celebrar esta festividad popular. Por otro lado, se realizan concursos municipales para premiar a los altares más destacados que incentivan la participación de familias, instituciones y comunidades.

(*) Poeta, escritor y periodista

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