
Edwin N. Montes (*)
La gesta del General de Hombres y Mujeres Libres, Augusto C. Sandino, no solo representó la piedra angular en la lucha por la liberación nacional de Nicaragua, sino también un ejemplo e inspiración para los pueblos del mundo que aspiraban alcanzar su libertad, soberanía y autodeterminación nacional.
Sandino hizo posible que la voz del pueblo de Nicaragua resonara en los confines del orbe, y se convirtiera en un símbolo de la resistencia contra la injerencia de todas aquellas potencias imperiales que subyugaban y explotaban a países que consideraban su colonia o patio trasero.
En una carta que en 1928 el General Sandino dirige a los presidentes de la región latinoamericana, les recuerda y señala que son seis los países de América Central y el Caribe que ya habían perdido su soberanía a consecuencia de la intervención estadounidense (Panamá, Cuba, Puerto Rico, Haití, República Dominicana y Nicaragua); y, por tanto, hacía el llamado a unirse contra el expansionismo y agresión del imperio yanqui.
La lucha de Sandino y su Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN) adquirió respaldo y solidaridad internacional en diversos sectores políticos, intelectuales y populares (estudiantes, obreros, campesinos, mujeres, indígenas, entre otros), así como del líder revolucionario Farabundo Martí y el APRA de Víctor Haya de la Torre, quienes se identificaron con sus ideales y lucha antiimperialista.
También se conformaron comités de solidaridad internacional como es el caso del Comité Manos Fuera de Nicaragua (MAFUNIC), el Comité Pro Sandino y el apoyo de la Liga Antiimperialista de las Américas (LADLA).
Tal y como lo expresó el periodista y escritor Miguel Ángel Asturias: “Hablan en las plazas, en las universidades, en todas partes, de ese general de América, que se llamó Augusto César Sandino […] usadlo contra el panamericanismo del silencio y que resuenen nuevas voces de juventudes alertas en las atalayas, pues la lucha de Sandino continúa”.
Trascendencia histórica de Sandino
Años más tarde, el accionar del General de Hombres y Mujeres Libres sería inspiración para Mao Zedóng en China y las acciones revolucionarias de Ernesto Che Guevara en América Latina. Por su parte, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), a través de su líder máximo Comandante Carlos Fonseca Amador, se nutrirá de la gesta, pensamiento y legado del General Sandino hacia el objetivo supremo de liberación nacional frente a una sanguinaria y cruenta dictadura, heredera del intervencionismo yanqui.
El comandante Fonseca no solo recuperó la figura de Sandino e interpretó su ideario y pensamiento, sino que permitió la continuidad de su legado a través de la conexión del FSLN con personas cercanas al General, como su hija Blanca Segovia Sandino Arauz, y miembros del EDSN como el General Ramón Raudales y el Coronel Santos López. Este último fue clave en la fundación del FSLN.
Sandino comprendió muy bien su papel y trascendencia histórica de su lucha, señalando:
“El gran sueño de Bolívar está todavía en perspectiva. Los grandes ideales, las ideas todas, tienen sus etapas de concepción y perfeccionamiento hasta su realización. Yo no sé cuándo podrá realizarse esto. Pero nosotros iremos poniendo las piedras. Tengo la convicción de que este siglo verá cosas extraordinarias. Queremos probar a los pesimistas que el patriotismo no se invoca para alcanzar prebendas y puestos públicos; se demuestra con hechos tangibles, ofrendando la vida en defensa de la soberanía de la patria, pues es preferible morir antes que aceptar la humillante libertad del esclavo”.
De esta manera, el Programa Histórico del FSLN y el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979 se erigieron como la puesta en marcha de los ideales y sueños supremos del General Sandino, con políticas sociales redistributivas en beneficio de las grandes mayorías, la institucionalización del primer gobierno de corte popular, incentivando el cooperativismo, promoviendo leyes de reforma agraria, educación gratuita, promulgando una nueva Constitución, destacando la participación de la mujer en la producción y grandes esferas del naciente Estado revolucionario, entre otros logros.
La acción revolucionaria del FSLN contra la dictadura somocista inspiró así a muchos jóvenes militantes internacionalistas alrededor del mundo, quienes viajaron hasta Nicaragua para sumar sus esfuerzos y solidaridad con los combatientes nicaragüenses, como parte de la lucha armada, hacia el objetivo supremo e histórico del triunfo en julio de 1979. Desde Cuba, América del Sur (Colombia, Chile, Argentina, Venezuela, entre otros), Centroamérica y países de Europa, se hizo presente el internacionalismo revolucionario.
Enormes ejemplos de inspiración
Miembros del FSLN también lograron establecer una sólida red internacional en apoyo al proceso revolucionario desde el extranjero, denunciando la barbarie e injusticia cometida por la dictadura somocista. De esta manera, se conformaron comités de solidaridad que organizaban conferencias, conciertos y eventos culturales donde se intervenía públicamente para exponer la situación de la Nicaragua revolucionaria.
La Cruzada Nacional de Alfabetización fue otro enorme ejemplo de inspiración y solidaridad internacional en la década de los 80’s, demostrando el humanismo revolucionario imperante en Nicaragua a favor de los sectores populares que por siglos habían sido ultrajados y olvidados, y que habían sido razón social en la lucha antiimperialista emprendida por el Héroe de las Segovias.
Otro ejemplo destacable de dignidad, propio de la revolución sandinista, fue el histórico triunfo de Nicaragua en la Haya ante la potencia imperialista de Estados Unidos por las acciones militares y paramilitares promovidas por este país del norte en la década de los 80´s. El caso y la sentencia misma, hasta hoy en día, continúa siendo objeto de estudio por la misma corte internacional y centros universitarios a nivel mundial.
La Revolución Popular Sandinista fue y sigue siendo inspiración y esperanza en un mundo cada vez más desigual, logrando colocar el aparato gubernamental a disposición y en beneficio del pueblo y las grandes mayorías. Evidencia de ello son todos los programas y política de inversión social destinados a las estrategias de lucha contra la pobreza y desarrollo social, adquiriendo muchos de estos el reconocimiento por parte de organismos internacionales.
En la actualidad, la Nicaragua de Darío, Sandino y Fonseca sigue marcando paso firme en la construcción del proceso revolucionario y transformación social, siendo el país de la región centroamericana con más hospitales, destacando en materia de política de equidad de género, en estrategia de soberanía y seguridad alimentaria, en estrategias de lucha contra el narcotráfico y crimen organizado, por mencionar algunos ejemplos.
En palabras de la Copresidenta, Compañera Rosario Murillo, en Nicaragua “no nos vendemos ni nos rendimos ¡Jamás! […] juntos unidos somos esperanza y fe, que vamos adelante y siempre más allá, con la sangre santa de tantos Héroes y Mártires que guían nuestros pasos hacia el porvenir”.
(*) Docente universitario, UNAN-Managua.