
Xavier Díaz-Lacayo Ugarte (*)
(A la memoria de mi amado tío Federico Pitín Lacayo Álvarez).
José Daniel Ortega Saavedra nació el 11 de noviembre de 1945 en La Libertad, Chontales. Su infancia estuvo marcada por las limitaciones materiales de una familia humilde, pero también por la firmeza formadora de sus padres que le inculcaron amor por la patria, fe en Dios, justicia social y un profundo espíritu antiimperialista. Esos valores fueron el cimiento de su futura militancia política, acompañándolo en cada etapa de su vida.
Desde joven asumió con seriedad enfrentar a la dictadura somocista. La nitidez de su lucha clandestina y revolucionaria lo condujo a las mazmorras de la Guardia Nacional, donde por siete años soportó tortura. Sin embargo, lejos de quebrarlo, esa experiencia lo convirtió en símbolo de esperanza, perseverancia y resistencia. Él mismo recuerda: “No nos derrotaron en la cárcel, nos hicieron más conscientes del deber histórico que tenemos por Nicaragua”.
El historiador Aldo Díaz Lacayo, prócer de la identidad nacional, acertó al revelar el vínculo entre Daniel y la población expresando: “Hace mucho tiempo que Daniel dejó de llamarse Daniel Ortega, cuando el pueblo se lo apropió como el líder indiscutible de la Revolución”. Esta frase lo ubica como referente central de la identidad nicaragüense contemporánea.
En su figura se entrelazan valores fundamentales del sandinismo, principios de la izquierda latinoamericana y del liderazgo carismático humanístico; combinando su autoridad moral a la lealtad a los héroes nacionales, principalmente a Sandino, con la capacidad de atraer y movilizar a las masas alrededor del actual proyecto político-ideológico e histórico del país. Rescatando y promoviendo la cultura, espiritualidad y sabiduría de los pueblos originarios.
En este proceso, Daniel ha depositado absoluta confianza en Rosario, reconociendo en ella el mérito de haber conquistado el corazón del pueblo. Su papel cívico como Copresidenta constituye un factor estratégico de gobernabilidad sandinista, fortaleciendo la democracia directa y participativa, la comunicación ciudadana afectiva, la auditoría social y la lucha contra toda forma de corrupción. Estas dimensiones consolidan un modelo de conducción política en el que la cercanía con el pueblo se convierte en la esencia de la gobernabilidad.
Referente de liberación nacional
Daniel trasciende la figura de dirigente de la revolución para consolidarse como referente nacional. Su pensar, sentir, palabra y obra ha sido congruente por más de sesenta años de lucha ininterrumpida por la autodeterminación y dignidad del país, reflejando firmeza al compromiso revolucionario; y estableciéndolo como héroe, referente y líder nacional que sigue articulando la memoria histórica del pueblo con las aspiraciones presentes y futuras.
Su liderazgo no se limita a un período histórico ni a una coyuntura particular, sino que se proyecta como símbolo de unidad, defensa de la soberanía nacional y de identidad nicaragüense a lo largo de varias generaciones y permanentes victorias.
Su conducción mística de las masas se nutre de camaradería socialista, dialéctica marxista y cosmovisión divina de antaño, hacia el amor y servicio.
Siempre al lado de los débiles y marginados, procurando erradicar el oscurantismo social y los mitos que por siglos habían privado de derechos a las mujeres, niños y de ancianos. Fiel al evangelio del amor y la opción preferencial por los pobres. Esa entereza consecuente genera fidelidad, motivación y confianza en su base social, convirtiéndolo en el Héroe del Pueblo.
Sintetiza el espíritu del patriota en su liderazgo: ideológico, guerrillero, político, diplomático, cívico y reconciliador. Pero más allá de su experiencia personal, Daniel representa la continuidad pro indigenista, anticolonialista, nacionalista, antimperialista y antineocolonialista; que honra a nuestros otros héroes independentistas, defensores de la la soberanía nacional. Ha sabido encarnar los valores de resistencia, dignidad y pundonor por la patria, que forman parte transversal de la historia decente de Nicaragua.

Hilvanando la historia a favor de la paz
Daniel tiene la virtud de discernir la historia para hacer analogías que instruyen la moral, virtud para garantizar la continuidad de la Revolución. Comparte de manera didáctica las formas de resistencia contra los agresores de la paz, en las formas continuas de luchas:
– De los pueblos originarios frente a los conquistadores:
Daniel transmite que “los pueblos originarios representan la primera línea de resistencia frente a la invasión y colonización europea, al enfrentar la violencia de la conquista, la imposición de formas de explotación y el intento de borrar culturas, lenguas y cosmovisiones”.
Simboliza a Diriangén con el valor militar, a Nicarao con la raíz identitaria y a Adiact con la perseverancia territorial. Los sostiene como “linaje contra la dominación extranjera, guardianes de la dignidad y ejemplos de coraje pese a las adversidades históricas para cada generación que ha defendido y defenderá la soberanía de Nicaragua”.
– De los mestizos frente al sometimiento:
Refresca las rebeliones de los nativos Subtiabas, Chorotegas, Matagalpas, Ramas y Miskitos contra encomenderos en defensa de sus territorios comunales; así como, la resistencia cultural para preservar tradiciones y espiritualidad. También reflexiona que “la base de esta resistencia acompañó movimientos para independizarnos de una estructura social difusa que resistía desprenderse de la vergüenza de ser mestiza y del demonio de la avaricia”.
– De los criollos independentistas frente a los filibusteros:
Daniel recuerda con frecuencia que “tras la independencia de Centroamérica, Nicaragua adquirió gran interés estratégico internacional por tener una de las rutas más cortas para unir el Océano Atlántico con el Pacífico. Entonces el país atravesaba un período de inestabilidad marcado por la rivalidad entre los partidos conservador y liberal, élites criollas que disputaban el control Estatal hasta llegar a la Guerra Nacional”.
Este conflicto fue aprovechado por el filibustero gringo William Walker para usufructuar la ruta interoceánica. También se auto proclamó presidente de Nicaragua, reinstauró la esclavitud e implantó el inglés como lengua oficial, en aplicación perversa de la expansionista Doctrina Monroe. En respuesta, campesinos y ciudadanos comunes defendieron la patria, en unión con otros Centroamericanos, derrotando moralmente, expulsando y ajusticiando al invasor.
Como referencia pedagógica y política, dice Daniel: “retomemos estos hechos para que las nuevas generaciones continúen conteniendo las amenazas a la paz y a nuestra independencia, en defensa contra sanciones y otras formas modernas de colonización económica y política”.
– De Sandino frente a los marines:
Daniel es el fiel continuador del General de Hombres y Mujeres Libres, quien encabezó una de las luchas más emblemática en toda América Latina contra la intervención extranjera. Relata que “por la inercia de la contienda libero-conservadora, que era permisiva con la intervención norteamericana, desembarcaron en 1912 marines para solucionar conflictos internos y apropiarse del canal interoceánico mediante el tratado Chamorro-Bryan”
Igual en 1927 para finalizar la Guerra Constitucionalista entre liberales y conservadores, aceptando ambos desarmarse. Dice Daniel: “Sandino ni se vendió ni se rindió, conservando las armas y enfrentando por seis años a los marines yankes y a las fuerzas nacionales aliadas en el campo militar e ideológico, que derrotó al ejército más poderoso del mundo”. En 1933, los marines se retiraron de Nicaragua tras un acuerdo de paz, donde Anastasio Somoza García se ganó la confianza de Sandino buscando venganza en nombre de los gringos.
– Del sandinismo frente a Somoza:
Refiere Daniel: “Al año siguiente Sandino es traicionado y asesinado en Managua por orden de Somoza como jefe de la Guardia Nacional, donde consolidó poder para en 1936 hacerse presidente”, instaurando una dictadura que perduró más de 40 años, heredada luego por sus hijos y funcionando al servicio de EEUU como aliado estratégico en la región. La dictadura fue repudiada y existieron muchos movimientos juveniles en contra, hasta que el pensamiento de Sandino se incorporó como esencia histórica y se fundó el FSLN.
Daniel siempre vio en Somoza al engendro norteamericano y su liderazgo se expresa a través de la herencia programática de Sandino, que privilegia la paz, la justicia social y la soberanía nacional; en la capacidad de convocar permanentemente hacia la unidad del sandinismo y de proyectarlo como vehículo de la transformación que permita alcanzar el Poder Popular, conquistando que el pueblo administre el gobierno de una Nicaragua libre, soberana y justa. Sueño que se alcanza con la victoria sobre el somocismo el 19 de julio de 1979.
– De la Nicaragua libre frente a la guerra de intervención:
Daniel, a la cabeza del FSLN y como representante del sandinismo en la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, proclamó el fin definitivo de la corrupción de los Somoza. Dijo: “Estamos colocando en el centro de la acción política de la Revolución, la participación del pueblo como motor de transformación profunda”. Así, la RPS orientó los esfuerzos hacia la erradicación del hambre, la insalubridad, la reforma agraria, el analfabetismo el desempleo, y la pobreza.
De manera casi inmediata, surgió un movimiento disfrazado de contrarrevolución, pero que resultó ser guerra intervencionista financiada por el narcotráfico y el terrorismo de EEUU. En un discurso, dijo: “El involucramiento popular creó los Comités de Defensa Sandinista (CDS), organizaciones juveniles, sindicales y de mujeres, en función de la preparación político ideológica como base de la defensa de la revolución, que alcanzó la victoria política, militar y diplomática sobre los agresores”.
Resume Daniel: “Nicaragua presentó una demanda contra Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en abril de 1984, donde demostró que Washington suministró armas, dinero y entrenamiento a la Contra. Además, que la CIA organizó operaciones encubiertas. En 1986 la CIJ ordenó a Estados Unidos cesar sus actos de agresión y pagar indemnizaciones a Nicaragua estimadas en más de 17 mil millones de dólares en daños”.
– De FSLN frente al neoliberalismo:
El Gobierno desde abajo surge como una forma de describir la manera en que el FSLN, aún fuera del poder formal, mantuvo presencia política, social y comunitaria en Nicaragua. Tras la derrota electoral de 1990, el sandinismo pasó a la oposición, pero no desapareció como fuerza política. En lugar de abandonar la vida pública, se reorganizó en sindicatos, barrios, comunidades, cooperativas y organizaciones de base, mientras las élites intentaban revertir las conquistas populares. Esto permitió mantener la militancia activa, consolidar la ideología y prepararse para el regreso al gobierno a través de la vía electoral en 2007.

– Del Pueblo-Presidente frente al neocolonialismo:
El Pueblo-Presidente surge en la Nicaragua posterior a la RPS, especialmente a partir del retorno del FSLN al poder con Daniel. Se plantea como una nueva concepción del poder, en la que el gobierno no se concibe separado de las mayorías, sino como su reflejo. Significa que la autoridad no reside únicamente en las instituciones estatales o en un caudillo, sino en la participación directa del pueblo organizado, desde cada territorio, alrededor del Plan Nacional de Lucha Contra la Pobreza para el Desarrollo Humano, en libertad balanceada entre deberes y derechos ciudadanos.
El plan prioriza la estabilidad macroeconómica y el fortalecimiento de sectores productivos claves: agricultura, industria, energía y turismo, el bienestar y equidad, la producción y el comercio; la calidad de la educación media, técnica y superior. La prioridad del amor a la vida en todas sus expresiones y la distinción ética y profesional en las instituciones garantes de la seguridad ciudadana y humana.
Sobre todo, el papel de casi el 100% de los nicaragüenses a favor que no se transgreda la paz, la estabilidad ni la ruta del diálogo para la solución de conflictos. Daniel, en su papel de referente nacional, impulsa que este crecimiento no quede concentrado en élites, sino en las familias campesinas, trabajadores urbanos y comunidades rurales.
Integrador de los pueblos de Nuestramérica
Asimismo, proyecta su lucha al plano latinoamericano, vinculándose con el Supremo Sueño de Integración Latinoamericana. Su postura firme contra la injerencia extranjera, en especial frente a USA, no se limita al plano nacional: “estamos promoviendo alianzas estratégicas basadas en la cooperación solidaria, la integración y la complementariedad regional, recordando que formamos un destino común con los demás pueblos de Nuestramérica”.
Daniel es líder del continente en el ALBA-TCP, Petrocaribe y CELAC. Lo ha hecho al mantener viva la memoria de Sandino, Bolívar, Martí, Fidel y Chávez. Hoy, en el escenario de la multipolaridad, Daniel representa la voz de Nicaragua y de los pueblos que reclaman un orden internacional más justo, equilibrado y respetuoso de la soberanía de cada nación.
Inspirando esperanza para el futuro
Rosario ha sido siempre ayuda idónea y el complemento perfecto de Daniel, quien afirma: “Rosario goza de la plena confianza popular para asumir su reto histórico de Copresidenta”, reconociéndole los méritos personales como intelectual sandinista, mujer y madre, además de ratificar el respaldo a las decisiones compartidas a favor de la continuidad del modelo.
Esta igualdad de yugo fructifica colocando a cada ciudadano como protagonista de toda decisión, asegurando cercanía cotidiana y permanente entre el liderazgo sandinista y la población, creando empatías, fortaleciendo mecanismos de participación ciudadana para control, rendición de cuentas y confianza en las instituciones, sin tolerar aberraciones.
Rosario está pendiente con fineza para vindicar en toda oportunidad el mérito de nuestros próceres, héroes y mártires, así como de los protagonistas, comenzando por el más pequeño. Siempre está refiriendo el aporte ideológico e histórico de Carlos Fonseca y Aldo Díaz Lacayo para la incorporación de los valores cívicos que restituyen los derechos de identidad que hoy le corresponden por privilegio a la idiosincracia nicaragüense.
Para los nicaragüenses, Rosario contribuye a la esperanza a futuro que inspira Daniel, que inspira el FSLN y que inspira el sandinismo consecuente en la modernidad inclusiva, destacándolo siempre, con merecido respeto y auténtica admiración.
En conclusión, Daniel se alza como símbolo integral de la Revolución Sandinista, conductor de la memoria histórica y garante de la continuidad revolucionaria. Su nombre y su aporte están inscritos en las páginas de la historia nicaragüense y en la conciencia universal como el defensor incansable de la paz y la vida en todo el planeta. VIVA DANIEL.
Daniel Ortega, es la figura central de la política nicaragüense y nuestro fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Es nuestra figura clave en la revolución Sandinista que derrocó la dictadura de Somoza.
Excelente abordaje maestro Díaz-Lacayo Ugarte, nuestros líderes tienen suficiente experiencia, conocimiento, liderazgo y sabiduría para conducir de la mano de Dios a nuestra Nicaragua, todos y todas debemos sentirnos orgullosos de tener el nivel mundial de nuestros líderes, cada avance en todos los ámbitos posiciona a Nicaragua y a los nicaragüenses en una mejor posición y por eso debemos defender ese liderazgo de nuestros copresidentes. El FSLN a lo largo de la historia de demostrado siempre optar por la paz y la democracia (eso que los gringos tanto defienden y violentan en su propio país). Saludos!
Considero que el Comandante Daniel, por su vasta experiencia política y por conocer cada palmo de Nicaragua, ha demostrado una capacidad única para interpretar las necesidades sociales, culturales y políticas de nuestro pueblo. Esa cercanía con la realidad nacional le permite tomar decisiones que en algunos casos resultan difíciles, pero que en la mayoría se orientan al beneficio colectivo. Su trayectoria refleja no solo firmeza y convicción, sino también una visión integral que conecta la memoria histórica con los desafíos actuales, manteniendo siempre presente la soberanía y el bienestar de las familias nicaragüenses.
Excelente información de nuestra historia y legado.
Excelente trabajo. Profundo y minucioso. No se quedó faceta de nuestro Daniel sin ser cubierta.
Daniel es nuestro lider indiscutible, su compromiso con el pueblo nicaraguense se ve reflejado en su lucha por garantizar los derechos a la salud, educacion y la erradicacion de la pobreza. Junto a la Co-presidenta Rosario Murillo quien con su apoyo ha logrado que nuestro pais salga adelante y seamos ejemplo de superacion a nivel internacional.
Excelente Articulo y la frase “Daniel Héroe del Pueblo”, es la frase correcta. Me gustó mucho, tenemos un liderazgo de lujo, que país del mundo no quisiera tener un liderazgo como el del Comandante y la Compañera?. Pensando siempre en el país, en el ser humano, en las familias, en la lucha contra la pobreza, en la salud, en la educación, construyendo esa Patria Grande que soñó Darío. Dios es Grande, Venceremos!!
Mi estimado Javier, hermano la visión y acertado analisis de su padre, es indiscutible, Daniel, nacido del pueblo y para el pueblo, un icono de esperanza de un futuro mejor para todos los nicaragüense, hablar de antiimperialismo, anticolonialismos es hablar de revolución y con ello de Daniel aquí en nuestro país. Para mí un gobierno que solo Dios nos pudo mandar por medio del pueblo, está revolución transformadora es gracias a Dios, al pueblo y los miles de héroes y mártires que están en otro plano de vida y los miles que día a día con su trabajo construyen la patria nueva, un abrazo mi hermano y gracias por compartir este bonito mensaje que nos lleva a la reflexión
Hablar del Comandante Daniel, es hablar de ese referente revolucionario, líder inconfundible del pueblo, estratega político, económico, social, ese es mi líder, ejerciendo la copresidencia con la compa Rosario, la descripción que haces de él es completa Xavier.
Hermano, excelente síntesis del aporte, estatura, alcance del aporte y liderazgo de Danil, de manera coherente y sostenida a los largo de su vida y la vida del pueblo. Daniel es nuestro referente. Daniel es el pueblo, Todos somos Daniel. Abrazos Xavier
El Comandante Daniel es un eslabón histórico del espíritu de resistencia del nicaragüense ante cualquier tipo de dominación y domesticación del Ser Humano. Hermano Xavier te felicito por tan detallada caracterización del Comandante Daniel como líder indiscutible de la Revolución Sandinista del pueblo nicaragüense