Lo importante nunca fue Gorbachev, sino el socialismo la URSS y su pueblo

Lo importante nunca fue Gorbachev, sino el socialismo la URSS y su pueblo

Manuel Salvador Espinoza Jarquín*

En este mes de agosto del corriente, falleció Mijail Sergeevich Gorbachev. Odiado por millones y defendido por otros a escala global. Más conocido por su plan conocido como “La Perestroika” (Reconstrucción) y porque durante su mandato, se destruyó toda una potencia global y junto con ésta, el sistema socialista, favoreciendo así el balance de poder global a los Estados Unidos y sus aliados occidentales.

¿Por qué desde el 11 de marzo de 1985 al 25 de diciembre de 1991, todo un sistema se vino abajo como castillo de naipes? ¿Fue Gorbachev el culpable principal? ¿Y si fue así, por qué el Comité para la Seguridad del Estado (KGB) no lo liquidó? Si por menos nivel de traición, el temido KGB se encargaba de eso sin problema alguno. Más bien Vladimir Kriuchkov, jefe de este órgano terminó en la cárcel.

¿Realmente la situación de la URSS estaba al borde del colapso y estancado como afirmó Gorbachev cuando dimitió ese 25 de diciembre como primer y último presidente de la URSS? ¿O simplemente fue un discurso, que ocultaba el fracaso total de su administración y las reformas que debía de haber imprentado? ¿O simplemente fue otro discurso más para que continuara el saqueo de los bienes del pueblo y el estado soviético en pocas manos?

Si bien es cierto, fue Yuri Andropov (Jefe del KGB), quien desde finales de la década de los 70, entendía, que el modelo soviético necesitaba serios cambios para su fortalecimiento. De ahí muchas tesis, sobre, que él fue el que inició el desmontaje del sistema y que el KGB se encargó de ese proceso. Tres obras de Alexander Sheviakin con más de 1000 páginas lo describen a profundidad.

Basta con leer el corto ensayo de Mijail Liuvimov para entender entre líneas el supuesto plan de Andropov, su ejecución, formas y etapas y que al final se suponía retornar al modelo socialista pero más revitalizado tras que el pueblo soviético, haya cruzado el purgatorio. Que en muchas cosas se asemeja a la realidad vivida por los pueblos, que conformaron la URSS.

Desde luego no es un tema sencillo, pues las amenazas tanto externas como internas a las que se enfrentó el Estado soviético durante más de 70 años de existencia jugaron un papel relativo en propiciar su derrumbe. Centenares de libros han sido escritos sobre este tema aún muy estudiado e investigado desde muchos ángulos y perspectivas sobre todo cuando ahora se tienen otras explicaciones de las brindadas en ese entonces.

Andropov como ningún miembro de la nomenclatura soviética entendía más las principales amenazas a la URSS, provenientes de la lucha psicológica e ideológica occidental y la incapacidad de hacerle frente a un sistema de guerra bien armado con la desinformación y el desprestigio global, que cada vez calaba más a lo interior del país generando “5tas y 6tas columnas asolapadas” a su favor dentro de la sociedad y gobierno soviético.

El desgaste económico interno, la contradicción del bienestar común y el bienestar especifico, la ausencia de una industria ligera de consumo, la penetración cultural occidental del consumo capitalista y una seria división de clase y condición económica, social y de poder entre los del aparato político y gubernamental y las bases de militantes y pueblo soviético, hacían efecto colosal en la moral y la consistencia ideológica, sobre todo bajo un formato desgastado de liderazgo, propaganda e instrucción ideológica.

Como asegura Cynthia M. Grabo, analista de inteligencia militar del Pentágono y especialista en sistemas de alerta preventiva de amenazas estratégicas; a menudo los gobiernos se empeñan en cuidarse más de la amenaza externa y en echarles la culpa y no de las internas, reusándose a creer, que son las fuerzas centrípetas, las que al final terminan decidiendo sobre este y sobre todo los insatisfechos.

Yuri Andropov
Yuri Andropov

Fue Andropov, asegura Vyacheslav Kevorkov, quien encontró en Gorbachev a un líder joven de edad, que podía sustituir a esa nomenclatura política envejecida, enmohecida, lenta y temerosa para reaccionar. Era urgente entonces llevar la energía necesaria que el modelo debía de impregnarse. Desde luego un graso error de la clásica “selección de dedo”, que al final terminó destruyendo, lo que el mismo Andropov, quiso vigorizar.

Como jefe del KGB ordenó implementar todo plan general, que le abriera el corredor político, que llevaría al poder a Gorbachev. Muchos altos dirigentes brillantes, que pudieron convertirse en secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) fueron apartados de “una forma u otra”. Mientras tanto Andropov preparaba a Gorbachev, un campesino, que era el secretario del partido en Stávropol, al norte del Cáucaso ruso para su llegada al Kremlin.

Pero Andropov tras ser jefe del KGB y suceder a Leonid Bresheniev tras su fallecimiento como secretario general del PCUS, no pudo vivir mucho tiempo y el alumno Gorbachev, se quedó sin culminar la preparación. Solo parece que estaba claro de su tarea “renovadora” y las líneas estratégicas que debía implementar y que tanto todo el aparato del KGB estaba en función de apoyarlo al igual, que el partido. Entre las líneas estratégicas estaban:

1 Buscar un curso de acercamiento a los EE. UU. y a occidente en general, que desarmara las intenciones de destruir nuclearmente a la URSS para posteriormente esclavizarla, controlar y saquear todos sus recursos estratégicos. Solo el plan SIOP No.5 (1982) de ataque nuclear de los EE. UU y la OTAN aprobado por la administración Reagan, suponía atacar más de 40.000 posibles objetivos estratégicos dentro de la URSS.

Ya en 1983 se daría a conocer “La Iniciativa Estratégica” de Reagan y posteriormente sus planes de llevar al cosmos el arma nuclear en el famoso “Plan de la Guerra de las Galaxias”. Algo, que era realmente no solo desgastante, sino inminentemente amenazante. Por eso centros como el Instituto de Relaciones Económicas Internacionales (IMEMO) y el Instituido para el Estudio de EE. UU y Canadá venía elaborando propuestas a ser implementadas en esta dirección de acercamiento.

Para apoyar las iniciativas de acercamiento, tanto la cancillería rusa, como la inteligencia soviética y el ejército rojo, realizaron muchas acciones de política exterior para detener y hasta reducir las intenciones de ataque nuclear a la URSS, lo que le daría un respiro económico, ya que el complejo militar soviético consumía una enorme parte del PIB del Estado por mantener el disuasivo nuclear contra occidente.

2 Reducir el gasto económico colosal de la URSS en sus proyectos geopolíticos en el tercer mundo. Esto incluía retirar la asistencia militar y económica en muchos países en situación de conflicto militar en varios continentes, que recibían una enorme cantidad de recursos económicos, que al final se veían invisibilidados porque estos ni siquiera estaban en la capacidad de iniciar un proceso de desarrollar una economía industrializada, que de alguna manera pudieran retribuir en algo tanto gasto.

Para no abandonar a su suerte a tantos aliados, la cancillería rusa, se dio a la tarea de conversar y negociar con los mismos EE. UU, la necesidad de terminar dichos conflictos de una forma pacífica, cediéndole un papel muy relevante a la ONU, que solo podría alcanzar si las potencias, que financiaban a los enfrentados, retiraban su ayuda y si estas demandaban también a las partes en pugna a buscar la forma de solucionar dichos conflictos internos entre ellos mismos.

Ronald ReaganEs bajo ese esquema racional, que se deben ver parte de la solución de los conflictos en diversos países en un plano de afectación regional, que al verlo así también le permitiría a la ONU ser más eficaz. Mientras tanto el ejército y la inteligencia soviética dejaban aprovisionados a sus aliados con armas y dinero, para que se sostuvieran, mientras otro esquema de financiación compleja y secreta se creara.

Afganistán, Angola, Nicaragua, Yemen, Mozambique, Etiopia, Kampuchea, (todos a nivel regional) entraron en el esquema anterior. La inteligencia soviética inició la creación de una extensa red de “Empresas Amigas” por todo el mundo por ellos creadas y financiadas, que desde el mercado occidental y sistema financiero global capitalista, generarían dicha asistencia a sus aliados geopolíticos e ideológicos.

La salida de Afganistán no respondía tanto a ningún revés militar, sino a un desgaste profundo económico y la amenaza de una operación de la CIA y el Pentágono que suponía organizar toda una guerra musulmana desde el Oriente Medio contra la URSS, donde ya no serían 300 mil los muzhajedines, talibanes y Alqua-eda, que lucharían contra los soviets, sino millones de estos. Toda una guerra civilizatoria.

3 La visión hacia el bloque de estados socialistas de la Europa Oriental y el Pacto de Varsovia.

En un plano mayor, se suponía reducir drásticamente la asistencia militar y económica a los países miembros de la OTAN. Otro embudo que como hoyo negro consumía una enorme cantidad de recursos económicos y sin muchos resultados que generaran al fin y al cabo la seguridad militar y competitividad económica entre los sistemas enfrentados en la guerra fría.

El alarmante incremento del descontento social y anti-soviético en los países socialistas de la Europa Oriental era claro, así como lo era la incapacidad de controlarlos sin la manus militari. Las acciones del Vaticano junto con la CIA en Polonia eran un claro ejemplo de los niveles de desestabilización que se producirían dentro del bloque socialista.

La salida a cambio de nada de la Alemania democrática (RDA) de las más 300 mil tropas soviéticas acantonadas ahí a la profundidad de la OTAN, tenía como objetivos crear un mejor acercamiento geopolítico con Alemania en general y una seria intención de acercarse más a Europa (Construcción de la Casa Europea) e ir diluyendo toda sensación o percepción de peligro soviético, que los norteamericanos alimentaban por décadas.

Por eso en el plan de Andropov, la inteligencia soviética en la creación de una vasta red de empresas y bancos en el extranjero capitalista jugaría uno de los principales papeles en apoyar las reformas políticas y económicas, que se impulsarían dentro de todo el bloque socialista y que la administración de Gorbachev realizaría a lo interno de la URSS. Una especie de motor auxiliar para la economía soviética bloqueada comercialmente con el exterior tanto en la exportación e importación de componentes altamente tecnológicos que demostraban el avance y superioridad occidental en muchas áreas.

Melvin A. Goodman, ex jefe de la sección de información y análisis de la Divisan Soviética y los países de Europa oriental de la CIA, establece, que es “La Preocupación” de la caída inminente del modelo soviético y el sistema socialista el que obliga a tomar medidas radicales en la política exterior de la URSS.

Andropov estaba claro, que la renovación del sistema, implicaría sin duda la aparición de serios problemas de seguridad al Estado soviético. Tales como la división étnica, el empobrecimiento del pueblo, el crimen organizado, la especulación, la corrupción y más elementos de injusticia económica al incluir la economía de mercado capitalista al modelo socialista.

Por eso el KGB, para el proceso de reformas económicas diremos “de Gorbachev”, debía de destruir al máximo y luego subordinar a todas las estructuras restantes de la “Economía Oscura” existente y subordinadas al periodo mandato de Leonid Brezhniev.

4 Las Reformas Económicas y la apertura. (Perestroika y Glasnost)

Gorbachev inició bien y la disciplina partidaria, el pueblo mismo, vio, que sus intenciones de reforma económica basadas en “la USKARENIE” (Aceleración) de la economía, eran más que necesarias. Muchas de las medidas implementadas en la sociedad soviética lograron ser bienvenidas incluso aquellas como la “Ley Seca” o el cumplimiento del “horario laboral” por los trabajadores a los que se les encontraba haciendo fila en cualquier tienda, pero menos en su puesto de trabajo.

La “USKORENIE”, suponía hacer más competitiva la economía soviética. Y más con todo el ahorro producto del recorte de los gastos en la asistencia a sus aliados en el exterior. Es ahí donde la apertura económica a menor escala se vio acompañada de una política de transparencia, que desbordó la crítica histórica política y económica acumulada y contenida desde décadas atrás en contra del poder férreo soviético, que castigaba todo tipo de expresión de disidencia.

Desde las críticas al estalinismo hasta la imposibilidad de producir una grabadora, un jeans, un par de tenis o comprar hasta un vehículo LADA, de los que tanto regalaba la URSS a sus aliados en el exterior, crearon una implosión ya muy difícil de suprimir. Y he ahí otro graso error de Andropov y los que iniciaron a concebir desde el IMEMO, que los cambios motrices a lo interno de las formaciones socio económicas se pueden producir en un centro de planificación estratégica y no por el tiempo de desarrollo de madurez económica de las mismas.

Ya había ocurrido cuando la Rusia feudal zarista, cruzó de un solo envión sin pasar por el capitalismo al socialismo real. El socialismo como el capitalismo también podía mutar, pero no necesariamente inyectándose el virus del sistema contrario como antídoto. Pero las reformas económicas de mercado planificadas desde el IMEMO, por Rair Simonyan, Peotr Aven, Yegor Gaidar, Evgeniy Primakov y la “Glasnost” (Transparencia) de Alexander Yakovlev no pudieron calcular los efectos desastrosos que ocasionarían.

Algo muy importante es entender poco a poco como el proceso de apertura económica y las reformas se fueron implementando acompañados de “Doveriennie Litza” (personas de confianzas) a los que se les entregaba enormes sumas de capital del presupuesto de las instituciones del Estado para construir poco a poco su capital y medios de producción y servicios capitalistas.

Al inicio todo este proceso de despojo paulatino del estado y los bienes del pueblo soviético se dio a través de supuestos testaferros, que provenían del crimen organizado, de las minorías étnicas en toda la URSS y el “Konsomol”, la organización juvenil del PCUS. Si la inteligencia soviética tenía a esos “Doveriennie Litza” en las empresas extranjeras, que estaban creando una red de empresas para continuar la lucha sistémica desde la economía y el mercado financiero capitalista, la Dirección contra el crimen organizado del KGB, lo haría a lo interno con el uso de estos testaferros.

Pero el dinero es perverso y pudo más que el nivel de preparación política e ideológica que tenían este nuevo relevo etario de jóvenes del “Konsomol” y militantes del PCUS de segundo y hasta tercer escalón de poder político. Si al inicio les permitieron abrir sus negocios a menor nivel como cooperativas, gestión importadora y servicios, luego comenzó la necesidad de la repartición en grande.

Enormes sumas de capital eran concentrados en las manos privadas y el Estado languidecía de recursos. La falta de salarios, atención médica, transporte de bienes y servicios, la producción agrícola e industrial comenzaron a ser la nueva realidad creada para justificar el cambio urgente e impostergable del modelo socio económico. Aun así, el pueblo soviético en abril de 1991, votó en más de un 70% por que la URSS no se disolviera.

El nivel de insuficiencia “creado” de capital del estado, el descontento social, la abundante crítica, la inconformidad de la vieja guardia del PCUS, que en su inicio habían apoyado las reformas era cada vez más profunda ante un Gorbachev cada vez más complaciente e incapaz de evitar y revertir el desastre a ocurrir. Ante la amenaza de la inminente disolución de la URSS, el KGB montó un fallido golpe de Estado en agosto de ese mismo año. Como resultado el ministro del interior se “suicidó” y el jefe del KGB terminó en la cárcel.

Igual se “suicidaron” el jefe del departamento de bienes del partido “Nikolay Kruchina” y su sucesor “Georgy Pavlov”. Ambos se “lanzaron” por las ventanas al vacío. Al requisar a Kruchina, le encontraron en su mano una carta que decía “No soy traidor!”. Posterior al golpe fallido Gorbachev ya no era necesario y su figura fue sustituida por la de otro mayor incompetente como Boris Yeltsin. Yeltsin, abolió el papel del partido en la constitución soviética y junto con los presidentes de Ucrania, y Bielorrusia abolieron a la URSS, por ende Gorbachev dejaba de ser presidente sin proceso electoral alguno.

Ni, aun así, Gorbachev tuvo un leve momento de decencia y en su última intervención televisada atacó de nuevo al sistema socialista y el modelo soviético estancados y las necesidades de las reformas, que él había emprendido. Y con mentiras de calibre nuclear aseguró que la Guerra Fría había acabado y el peligro de la guerra nuclear había desaparecido con ella. Lo único bueno es que su endiosamiento se había acabado.

Y ante el peligro de recuperación de fuerzas del PCUS y las estructuras de poder, la nueva élite joven económica soviética se lanzó a la privatización de la banca, industria y empresas estratégicas del Estado. Y de haber sido jóvenes miembros del “Konsomol” como Potanin, Khadarkovsky y Berezovsky, se convirtieron en oligarcas. Con 170 millones de dólares, Potanin se hizo del Norilsk-Nikel, una planta en el círculo Ártico, que, en 1995, producía unas “ganancias” de 1.2 billones de dólares.

Khadarkovsky por 309 millones de dólares compró el 78% de la empresa YUKOS, productor del petróleo en la Siberia Occidental. Berezovsky con 100 millones de dólares compró otro gigante petrolero soviético el “SIBNEFT” y posteriormente junto con siete banqueros más controlaba el 50% de la economía rusa. Estos mismos oligarcas eran parte de las estructuras principales del gobierno de Yeltsin y hasta terminaron desplazando a sus primeros padrinos, que los llevaron a enriquecerse.

Entonces cómo es posible, que un imperio económico como la URSS sucumbiera en 1991? ¿Que no tenía el Estado soviético los 579 millones de dólares que estos tres jóvenes a la edad de los treinta años de la noche a la mañana lograron acumular para comprar la industria estratégica y financiera de la URSS? Éste desgraciadamente fue el cuadro dantesco que se repetía por todo el inmenso territorio soviético con los bienes del pueblo y el Estado soviético.

Mientras este festín de despojo se daba en la URSS, Gorbachev se convertía en millonario, con suites en nueva York, Londres, Países bajos, recibió al igual que Obama un premio Nobel y su esposa millonaria con un pago de un país occidental por las publicaciones de sus memorias. El pueblo soviético vendía sus bonos de acciones de las empresas que se habían privatizado y por derecho de ser trabajador en éstas se las habían entregado. Pero con la subida “a propósito” de los precios en un 400% de los alimentos, terminaron perdiendo sus ahorros (hasta eso los soviéticos tenían capacidad de ahorro), sus bonos y siguieron siendo los mismos empleados hasta despedidos y sin liquidación.

Las tendencias separatistas, la lucha interétnica y el poder de la mafia dominaba todo el aspecto socio económico del país. Desapareció el poderoso partido comunista con millones de militantes. Su ejército poderoso, su potencial técnico científico y su poderosa economía también. Hoy hay conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, Rusia contra los Bálticos y Ucrania, ya luchó contra Chechenia en dos guerras, y contra Georgia una también. Rusia está en una Guerra Fría 2.0 contra el Occidente y el peligro de la guerra nuclear con la OTAN.

Han sancionado a Rusia y bloqueado como han querido. Las intenciones de destrucción y esclavitud, saqueo de sus recursos estratégicos no han desaparecido de los planes occidentales. Entonces ¿De qué linda perestroika y el legado de la mala administración de Gorbachev debemos hablar los pueblos? ¿Cómo lo debemos recordar a él y su elite mafiosa? En todo caso lo importante nunca ha sido él, sino destino del socialismo, la URSS y su pueblo. Un pueblo que ofrendó a más de 26 millones de sus mejores hijos en la liberación del yugo fascista a la humanidad entera y al proceso de la lucha antiimperialista global hasta el 1991.

Por eso la defensa de un proyecto revolucionario, se basa en su consistencia ideológica generacional. Su desarrollo no se basa en saltarse periodos, sino en hacerlo productivo y no en las manos de unos pocos, bajo esquemas de privatización o la dinámica capitalista neoliberal. La tragedia de la URSS, sirve de alerta permanente a los procesos, que han profundizado en sus niveles de libertad ante el capital global opresor. ¡Por eso, “ni un tantito así!”, dijo el Che.

*Director: Centro Regional de Estudios Internacionales (CREI)

2 Comments

  1. Es una política, fuera de mis alcance para el análisis.
    Solo siento que en mi país Nicaragua, tiene un cambio de gobierno del que tenemos en estos momentos que es dirigido por el comandante Daniel Ortega y la Cra. Rosario Murillo para tener la opsicion es pensar que los jubilados perdemos los derechos adquiridos en el sistema de salud: adiós diálisis, adiós clínica en mi barrio, adiós a las operaciones oftalmologicas y un sin número de beneficios porque esos equipos los privatizan para clínicas privadas. Los préstamos de usura cero fuera! Los servicios del Meffca fuera! Un sin número de empleados públicos fuera! Aunque ahorita están con el cuento de la viejita; quiénes morirán y quiénes nos quedaremos. También, enumerar los cambios no le Iguala un terremoto. Las lamentaciones se oirian como en los cuentos y de inmediato con nuevos senderos para no llegar a lo perdido. Triste, que solo pensarlo da escalofrío

  2. No tiene desperdicios este tema. Cuando veiamos las celebraciones con cocola y hamburguesas, que anunciaban el fin del socialismo, era inaceptable, e incomprendible que la gran Rusia callera en ese abismo muchos no alcanzabamos a comprender el porque nadie intervenia, donde estaaban los demas lideres comunistas, porque permitir brindar ese imperio en bandeja de plata a traves de la Perestroika. Ahora esta claro y debe ser una experiencia para los paises que han logrado gobiernos de izquierda, la experiencia de Rusia es una señal los trIdores siempre estaran infiltraxos y al asecho.
    Rusia una, y otras tantas veces saldra fortalecida y asi tiene que ser, Rusia es la esperanza del mundo.

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